El primer periódico del cual se tiene registro en Chiloé fue El Chilote, fundado en 1868 por el periodista José María Mujica y vigente hasta 1886. Un semanario local que se publicaba los días jueves y que se vendía por suscripción, principalmente en Ancud y cuyo propósito declarado fue interpretar las aspiraciones del pueblo e ilustrarlo, difundir las ideas de progreso y defenderse de los abusos de los malos gobernantes y empleados públicos.
Diez años más tarde surge el periódico El Liberal, vigente entre 1878 y 1885, fundado por el periodista José Luis Moreno el cual vino a complementar la labor de El Chilote y a rivalizar con El Católico, que sería fundado en 1884 por el Presbítero Rafael Molina. Sus nombres los definían. Ello daba cuenta de la dinámica e intensidad de la discusión ideológica del periodo, especialmente en la ciudad de Ancud. Este último tendría vigencia hasta 1891, pasando luego a denominarse El Austral y posteriormente el recordado La Cruz del Sur, que mantiene su tendencia conservadora, saliendo tres días a la semana, pero también de una gran inserción local, dando cabida a la siempre copiosa producción poética, histórica y de crónicas culturales, destacando a figuras como Isidoro Vázquez de Acuña, Oreste Plath, Antonio Cárdenas Tabies, José Antonio Massone del Campo y los actuales Sonia Caicheo, Mario Contreras Vega, Carlos Trujillo y Luis Mansilla; finalmente, su última edición data el 6 de noviembre de 1983.
Tuvimos que espera más de 20 años para ver el surgimiento de un nuevo proyecto periodístico, concretado por Rodrigo Meisenbichler como director de El Insular, periódico que nace el 25 de enero de 2002 y con ello la ilusión de un medio local, independiente y vinculado al archipiélago, a su cultura y a su gente. No pudo haber elegido mejor nombre.
Posteriormente, en 2004, la Sociedad Periodística Araucanía S. A., perteneciente al Grupo de Diarios Regionales de El Mercurio, abrirá una versión en Chiloé.
La prensa local es fundamental para garantizar la libertad de expresión, pero por, sobre todo, es clave para fortalecer la democracia. Los ciudadanos necesitamos medios para comunicarnos entre nosotros y con las autoridades; las autoridades necesitan medios para comunicar con veracidad sobre medidas que llevan a cabo para mejorar el bienestar de sus comunidades; los medios de comunicación merecen respeto de quienes han sido investidos con poder, pero también, de los medios se espera imparcialidad y ecuanimidad para comunicar las opiniones que con diversidad existen y se expresan en una sociedad moderna. El Insular ha sido garantía de pluralismo, de respeto a la dignidad de las personas en el trato noticioso, en la crónica, en la denuncia y en la promoción de legítimos intereses.
Con toda probabilidad hoy estamos asistiendo a una situación paradójica en el mundo, que pone en peligro la esencia misma del periodismo con permanentes, directas e indirectas amenazas de limitaciones y coerción, mientras que su supervivencia en contextos políticos adversos demuestra la importancia del mismo como instrumento en la lucha por las libertades públicas
El mundo actual es imágenes e instantaneidad, la actividad periodística es sensible a estos cambios, especialmente a aquellos de carácter tecnológico que prometen la ilusión de un vínculo directo, privado y efectivo con el cliente consumidor. Pero el buen periodismo debe apostar por la prensa escrita, por la narración bien construida, por la explicación fundada, documentada y contrastada, por la interpretación transparente e inteligente. Con toda probabilidad hoy estamos asistiendo a una situación paradójica en el mundo, que pone en peligro la esencia misma del periodismo con permanentes, directas e indirectas amenazas de limitaciones y coerción, mientras que su supervivencia en contextos políticos adversos demuestra la importancia del mismo como instrumento en la lucha por las libertades públicas.
Durante estos más de veinte años hemos abogado por la descentralización y en ello El Insular ha sido un pilar fundamental para nuestra comunidad, informado sobre los temas que nos afectan, sobre lo que nos responde el gobierno central, sobre los efectos de la economía global, sobre la debilidad de los servicios públicos, sobre la relevancia de los eventos locales. Ha reflejado la diversidad de nuestra comunidad insular y de la variedad de sus preocupaciones y expresiones, ha promovido el sentido comunitario y las formas de vinculación cívica, ha contribuido a las discusiones políticas y al fortalecimiento de la democracia. Con su estilo ponderado, ha promovido una narrativa optimista ante las crisis que hemos vivido, no ha sido eco de teorías catastrofistas ni de estrategias demonizadoras de la libertad responsable. Larga vida para nuestro periódico El Insular.
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