#Cultura

Aleteos, viaje y compromiso

Compartir

Hace un par de días, revisando algunos videos de Eduardo Galeano -a quien conocí por sus obras Las venas abiertas de América Latina y Memoria del fuegome encontré con uno de sus monólogos. No comparto su mirada del mundo que, en muchas ocasiones, parece algo sesgada, inmanente y, por lo tanto, cerrada a una contemplación que va más allá de lo finito.

Sin embargo, sus palabras, “vistas y escuchadas”, me llevaron a superar algunas objeciones y prejuicios que, muchas veces, se fundan en la ignorancia. Su discurso me pareció cierto, provocador y con “unas ganas inmensas” de hacerlo propio. Galeano habla de la vida; del despliegue humano entre su nacimiento y muerte; del instante, porque no es más que eso, entre los aleteos y los abrazos de una realidad viva, la persona humana, que busca instalarse en este tiempo y en este espacio que se nos ha dado para vivir.

Para Galeano, el gran gesto de humanidad se da en el querer “agarrar” al otro. La vida, que no es más ni menos que un viaje, un peregrinar, se juega en estos gestos tan sencillos, débiles, indigentes y humanos: aleteos y abrazos.

En este discurso faltan, sin embargo, los acontecimientos que necesariamente se dan en el devenir de la existencia. Si sólo nos quedáramos en los gestos musculares, olvidaríamos las tareas que el hombre ha de hacer. Entre el “aleteo” del nacimiento y el “alzar los brazos ante la muerte” hay un espacio inmenso de desarrollo y crecimiento que no se puede obviar.

La existencia humana, que es más que la vida de un ser vivo, exige la atención ante lo que acontece, más aun, exige nuestra acción activa. Eduardo Galeano tiene razón, la vida es un viaje. Pero, este viaje, sólo humaniza en la medida en que se da “en” y con “los otros”.

Para una mirada cristiana, el viaje existencial implica un compromiso. El hombre no es solo un paseante, un turista o visitador de exposiciones y museos. El cristiano, entre “aleteo y abrazo”, es un protagonista de lo que sucede y acontece. Nuca un espectador.

Hoy, sin embargo, vivimos un tiempo que nos invita a instalarnos. Cada uno somos convocados a ocuparnos de nuestras cosas, por cierto importantes, pero que en su búsqueda olvidamos que sin el otro, ese que acoge nuestro aleteo y nuestro abrazo final, no somos nada. La existencia humana, que es más que la vida de un ser vivo, exige la atención ante lo que acontece, más aun, exige nuestra acción activa. Eduardo Galeano tiene razón, la vida es un viaje. Pero, este viaje, sólo humaniza en la medida en que se da “en” y con “los otros”.

57
36

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*

57 Comentarios

Rodrigo Nova A.

¿Qué es vivir?, para los mamíferos es: nacer, crecer, reproducirse y morir, pero… ¿Que sentido tiene esto si no lo compartes con alguien?.. Vivo cuando abrazo a quién amo, vivo cuando rio a carcajadas con mis amigos, vivo cuando después de un mal día llego a casa y la mujer que me dio a luz, me dice que todo va a estar bien.
Como verán comparto con Galeano: «la vida es un viaje. Pero, este viaje, sólo humaniza en la medida en que se da en y con los otros»; aunque pensándolo bien, mas comparto a Jesús en su forma de vivir, amando, ayudando, respetando y siendo feliz con el resto; enseñándonos el hermoso arte de compartir, acción olvidada en los tiempos actuales.

    Claudia

    Ser feliz y en el camino hacer feliz a otros, no hay nada más reconfortante.

Lennier Jara Fuentes

Muy cierto ya que las personas nos seriamos nada sin tener esa interacción con los demás, sin sentir ese cariño que los demás nos dan. Simplemente no me imagino la vida sin formar lazos con las distintas personas que hacen que nuestras vidas sean felices, sin tener con quien hacer este hermoso viaje llamado vida. Creo que la vida en si se trata de esto, de ser felices con las personas que nosotros mismos elegimos.

BelenMoraM

La vida para muchos es vivir el aquí y el ahora, sin embargo es esa actitud por la que muchos en ciertos momentos nos volvemos tan individualistas que nos importa nuestro bienestar personal dejando de lado a quienes nos rodean. Este viaje que todos debemos realizar no puede ser «un vistazo sin acción», creo que cada uno vino a este mundo con una misión y que mejor si es posible compartirlo con alguien más, es por ello que nunca estará demás el abrazo del otro, la comprensión del otro, pero más aún ser uno mismo quien pueda ofrecerlo y retribuirlo. Somos, indudablemente, protagonistas de nuestra vida, la manejamos y dirigimos según nuestros objetivos y compromisos, sin embargo no seríamos nada si no tuviésemos seres que nos rodearan y confortaran en todo momento. El tiempo pasa y así mismo lazos se construyen, los cuales nos entregan amor y respaldo.

Amaro Nahuel Pérez Fierro

Sin duda Galeano es, por defecto, el escritor para hablar de abrazos y aleteos. Pero concuerdo completamente que entre los meros gestos físicos, siempre hay un algo más una escencia que va más allá. Del mismo modo, creo que el viaje es por sobre todo lo que nuestra vida es, un viaje no solo físico, sino, espiritual, moral y sobre todo, un viaje en la sociedad, en donde nos desenvolvemos drasticamente para de esa manera desarrollarnos con la sociedad.
Para mi es claro, Galeano es rotundo en expresar que a vida es un viaje entre aleteos y abrazos, pero el padre Hernán es certero al decir que estos se dan más allá del solo hecho del físico.

Laian Molina Carrasco

Es cierto lo que dice Galeano «la vida es un viaje», es una sola, pero es algo que nosotros como seres humanos no valoramos, pues dedicamos nuestro tiempo a realizar otras cosas menos importantes, dejando pasar la vida frente a nuestros ojos. Entonces, cuando llega nuestro momento final y rememoramos todo lo que hicimos durante nuestra existencia, nos damos cuenta cómo la hemos desperdiciado haciendo cosas que según nuestras normas sociales son correctas, como trabajar día y noche para adquirir bienes materiales que despues otros heredarán, ya que no se irán contigo. Nuestra sociedad, es una sociedad materialista, que desperdicia la vida trabajando para adquirir cosas que realmente no nos hacen felices, ya que pasar momentos en familia o hacer lo que realmente uno quiere es lo que nos llena el alma y nos hace verdaderamente feliz como ser humano, eso es lo que hace que realmente valga la pena cada segundo de la vida.
El hombre no es solo nacer y morir, debe hacer algo más… no hay que olvidar que somos los protagonistas de nuestras vidas.

Belén Rodríguez

Personalmente conozco a Eduardo Galeano por su Libro de los Abrazos, donde cuenta en pequeños relatos diferentes vivencias, donde podemos citar una frase que me encanta «sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los pobres con salir de la pobreza» donde como comenta el Padre Hernan su mirada es sesgada mucha veces al extremo, pero si nos enfocamos al tema de vida, donde vemos que es un viaje donde no solo llegamos y nos vamos de ella, si no que lo mejor esta en como llegamos, en todo lo que ocurre para nuestra llegada a esta vida, porque desde ya somos parte de la vida de alguien más, desde ya debemos vivir en compañía, apego y pertenecer a un grupo de personas, porque no podemos vivir solos, el ser humano no debería empeñarse en realizar actividades en solitario porque basta con solo romper ese esquema para darse cuenta que todo es mucho más valioso, lindo y enriquecedor cuando se hace acompañado. Este viaje que es la vida es mucho más que la llegada y la ida, la verdad es que lo que esta entre eso es todo lo que es realmente la vida y lo mejor es que es nuestra podemos vivirla como elijamos.
Nacer y morir son parte de la etapa, donde esperemos conocernos para poder ser los mejores protagonistas de esta y tener a los mejores actores con nosotros.

Camila Bustamante

Concuerdo con que el ser humano es creado para ser con el otro. Somos entes sociales y necesitamos de otros para desarrollarnos plenamente. Más aún, para los cristianos el otro es fundamental pues es ahí donde encontramos a Cristo Vivo.
A lo mejor el «aleteo» no debe tomarse como algo meramente físico, muscular, sino como un movimiento y desarrollo de todas las dimensiones del ser. A lo mejor, como San Agustín, el ser humano es propenso a «aletear» por la vida antes de encontrar la felicidad plena y abrazarla… después de todo, la muerte para nosotros es solo un paso más hacia Dios y una vez que comprendemos que el fin del cuerpo no significa el fin del alma, quien no abrazaría eso al final de la vida terrenal?

RUBI ARASCELI ESTER PEREZ ESPINOZA

Concuerdo con que somos pasajeros en esta vida, sin embargo, hay que tener en cuenta que como ser humano asumimos un rol activo en este mundo, no podemos ser simples pasajeros que no hacen nada más que actuar como espectadores de todo. Creo que la vida se trata de una carrera, en que en el camino vamos muchas personas a la misma meta y es importante mirar hacia al lado, por si otro ha caído para ayudarlo y socorrerlo.

También la vida es un escenario, en donde todos somos actores, nos movemos para alcanzar un desarrollo óptimo, estamos en constante mejora, por eso ensayamos una y otra vez, porque en cada error vamos aprendiendo de lo malo. Los aleteos son parte del hombre, desde que llega a este mundo hasta cuando se despide, en este viaje que es la vida el aleteo es la dependencia, un aviso, un «aquí estoy, necesito tu ayuda», y para eso cada uno de nosotros debe aportar un grano de arena para que sea compromiso de todos.

Javiera Ortuya

La vida, como bien dice, es un viaje, que se disfruta y tiene un montón de vivencias, si, vivencias, porque no es lo mismo ver las calles de Paris en una foto, que verlas por sí mismo. Sin embargo, muchas veces al lamentarnos por ciertos problemas, o ocuparnos más de la rutina, nos distraemos, y enfocamos demasiada atención en ello, tanta que la vida comienza a pasar por frente a nosotros sin darnos cuenta. una vez leí, que «La vida es lo que sucede, mientras estás ocupado haciendo otras cosas» y le encontré toda la razón. Ahora bien, como bien dice Padre Hernán, es necesario compartir con otras personas nuestro viaje, que no solo puede ser un aleteo constante, necesitamos de aquel parce, aquella mano amiga, y ese -abrazo final-, para saber que no estamos solos, que somos un ser vivo, que además de tener atención sobre lo que sucede, necesita atención de otros, necesita afecto, fraternidad y apollo.
Somos protagonistas de nuestro propio viaje, pero no estamos solos, y hasta el protagonista más heroico necesita compañía.
Sinceramente mi vida como estudiante corre muy rápido, y mis deseos de tener éxito en esto, me hace olvidar de cosas sencillas, de ciertas actividades que adoro realizar y no hago, de ciertas personas, etc. y pocas veces me doy cuenta de que eso sucede y me apena ver como mi vida pasa tan rápido, y no me detengo a apreciarla.
Tenemos que ser activos en nuestra vida, y también siempre debemos recordar, que esta misma se da con otros.

Tania Mella Matta

Galeano, señala que el primer gesto humano y el último es un abrazo. Resume el viaje de nuestra vida en dos «aleteos» que marcan el comienzo de la vida y la muerte. Es una forma bastante bella de simplificar nuestro paso por la tierra, pero que deja de lado el desarrollo de las personas, tanto de manera individual como social. Por esta razón, es que desde una perspectiva crítica se puede estar de acuerdo con lo escrito por el Padre Hernán Enríquez, pues el hombre es mucho más que dos acciones que involucran la búsqueda un otro.
El hombre no solo es definido por ser existencia, sino que es entendido como un todo de acciones, conciencia y voluntad que se van ejerciendo durante el crecimiento. Ahora bien, dicho crecimiento es personal e individual, pero también es realizado en conjunto con otros. Por ello es que es necesario tener en cuenta a los demás, apreciar y valorar quien está a nuestro lado para darnos o recibir nuestros abrazos cuando comenzamos o se termina nuestra vida.

Nathaly Ortiz Muñoz

La vida es muy corta y actualmente estamos viviendo muy individualmente, no nos preocupamos por los otros a nuestro alrededor y por ello cuando llegamos a nuestro ultimo momento del viaje no tenemos a quien darle el ultimo abrazo porque no fuimos capaces de darnos cuenta antes, de comprometernos a realizar un vida con acciones y compromisos hacia los demás.

Sara Paulina Montecinos Ortega

Sara Paulina Montecinos Ortega

En simples palabras hay que vivir la vida y no dejar que esta pase frente a nuestros ojos sin haberla disfrutado al máximo. Estamos aquí para conocer y disfrutar de las experiencias que a diario se nos presentan y buscan enseñarnos un poco más de nuestro entorno, así como también de nosotros mismos. A pesar de que llegamos a este mundo «solos», desde el comienzo buscamos el contacto con los demás a través de los «aleteos», necesitamos saber que no estamos solos, que tenemos un pilar al cual abrazar y aferrarnos si estamos a punto de caer, así como también que tenemos a alguien con quién compartir nuestras alegrías. A fin de cuentas todo viaje, por más pesado que sea, se hace más llevadero con una buena compañía.

Carolina Alejandra Olivares Aranda

Carolina Alejandra Olivares Aranda

El vivir es una acción que todo ser humano debe disfrutar y experimentar, quiero decir que desde el momento en que se nace, el hecho de aletear para mi significa el poder liberarse totalmente, de activarse, crecer y conocer, sobre todo compartir con las personas que uno estima o quiere pasar el tiempo a lo largo de su existencia, desde el momento en que se nace hay una necesidad profunda de caer en brazos de una madre, y eso expresa el querer interactuar con alguien desde los inicios de una vida fuera del vientre materno. Desde ese momento comienza el viaje de todo ser humano, el viaje significa toda la vida de una persona en donde conocerá y tendrá un gran compromiso junto a esta sociedad el cual será compartir junto al otro.

Cristina Aguilar

Esta columna nos hace reflexionar de lo importante que pueden llegar hacer las personas que viven junto a uno los importantes momentos de la vida, en el cual muchas veces, no logramos verlo ni mucho menos valorarlos, el tiempo pasa tan rápido, que aveces llegamos a hacer tan egoístas que no podemos ver mas que lo esta delante de nuestros ojos, sin darnos cuenta de lo que ayudo a que estemos donde estamos y como logramos lo que somos hoy en día, es por eso que es muy importante valorar y vivir cada momento junto a las personas que han estado con nosotros, porque puede llegar el día en que nos demos cuenta que estamos solo en este mundo, reflexionando de todos los errores que cometimos y todo lo que hemos dejado de lado por el egocentrismo.

Javiera Rodriguez

Me parece que Eduardo Galeano nos hace arrancar un poco de lo que es lo superficial de la vida, para internarnos en nuestros pensamientos a partir de las incógnitas incesantes que nos plantea la existencia. Llama profundamente la atención lo que señala el sr. Enríquez respecto al sentido de la vida en y con otros. Vale decir; la vida no es sólo un mero proceso de existencia, sino que también para que se cumpla en su totalidad, debe humanizarse. La humanización del ser humano nos pide constantemente el vínculo con otros seres humanos, es por eso que, para formarnos y reformarnos, requerimos del compromiso con nuestra propia existencia y con los que nos rodean y reconfortan día a día.

La vida, ese proceso confuso del desarrollo humano que nos invita constantemente a relacionarnos con otros

gracelng

Si bien es cierto que la vida es un viaje que cada uno de nosotros tiene la obligación de realizar, desde que nacemos hasta la muerte, este es y debe ser un largo viaje lleno de matices, el cual está lleno de experiencias y vivencias adquiridas a lo largo de nuestro desarrollo. El punto que plantea el autor es de como la vivimos cada uno, poniendo énfasis en solo ver pasar la vida, sin tener una actitud de rebeldía ante los eventos que suceden a través de ella, siendo un ser pasivo que ve en su vida solo un viaje desde su nacimiento hasta su muerte. Ahora bien, se puede plantear la siguiente crítica. La vida del ser humano o este viaje que realiza, debe ser un viaje lleno de rebeldía ante los sucesos, haciendo énfasis en con quien elegimos vivir nuestras vidas, con que personas nos rodeamos para hacer de ella un viaje dinámico y lleno de experiencias y vivencias que nos ayuden a comprender de mejor manera el verdadero sentido de existir, y no solo ver la vida pasar delante de nosotros, sino que, elegir vivirla.

gracelng

Si bien es cierto que la vida es un viaje que cada uno de nosotros tiene la obligación de realizar, desde que nacemos hasta la muerte, este es y debe ser un largo viaje lleno de matices, el cual está lleno de experiencias y vivencias adquiridas a lo largo de nuestro desarrollo. El punto que plantea el autor es de como la vivimos cada uno, poniendo énfasis en solo ver pasar la vida, sin tener una actitud de rebeldía ante los eventos que suceden a través de ella, siendo un ser pasivo que ve en su vida solo un viaje desde su nacimiento hasta su muerte. Ahora bien, se puede plantear la siguiente crítica. La vida del ser humano o este viaje que realiza, debe ser un viaje lleno de rebeldía ante los sucesos, haciendo énfasis en con quien elegimos vivir nuestras vidas, con que personas nos rodeamos para hacer de ella un viaje dinámico y lleno de experiencias y vivencias que nos ayuden a comprender de mejor manera el verdadero sentido de existir, y no solo ver la vida pasar delante de nosotros, sino que, elegir vivirla..

Belén Parra Tapia

Nuestra existencia se da en un contexto social, el cual se origina de la constante interacción con los demás. De tal forma, en nuestra vida, necesitamos de otras personas, de esa constante relación con quienes nos rodean, ya que es parte fundamental de nuestro desarrollo como seres humanos. La vida transciende a lo que Galeano plantea como el “aleteo” al momento de nacer y el “alzar” los brazos ante la muerte, es un viaje constante de compromiso, de anécdotas y relación con nuestro entorno, de socializar con los demás y brindar nuestro amor al prójimo.

Irina Mellado Ríos

Si bien, el tema de la existencia humana suele ser bastante recurrente en las reflexiones modernas, me parece que es importante, como lo destaca en la columna, no olvidar la colectividad, y es esta esfera la que no puede estar ausente en ninguna reflexión. Los seres sociales entrelazan esos «instantes» con un motivo natural, que no cobra sentido hasta que se crea conciencia de ello. Me parece correcto validar los actos «sencillos, débiles, indigentes y humanos», pero creo que también es importante darle crédito al área enrevesada, pues, de lo peliagudo también se compone el «instante humano», de los gestos sin explicación, de la discrepancia y del desconocimiento, que motiva el movimiento. Ese movimiento que, como se señala en el artículo, es tan propio de la persona humana «que busca instalarse en este tiempo y en este espacio que se nos ha dado para vivir». La acción convoca cambios, y los cambios articulan la columna vertebral de lo social, y ahí es donde empatizo con la columna, al momento de pensar en el otro, pues tal como señala «olvidamos que sin el otro, ese que acoge nuestro aleteo y nuestro abrazo final, no somos nada», tal como se necesita en los procesos sociales y políticos, tan característicos de la comunidad, también se necesita en el desarrollo de la vida.

Gustavo Salazar Carrillo

Por un lado, concuerdo con vuestra reflexión sobre la resposabilidad que tenemos entre «aleteo y abrazo». No obstante, creo que se escapan algunas consideraciones rudimentarias que por su naturaleza, obviamos y pasamos por alto. Ese abrazo «simple» y «sin explicación» del que nos habla Galeano es un acto inocente e inconsciente, un acto natural. Es un gesto que busca al otro/a sin excepciones, sin requisitos ni distinciones. Bien, distinto puede ser un abrazo consciente. Sostener a alguien que piensa y siente distinto que nosotros/as. Pongo sobre la mesa, la ideología, mientras cito a Galeano: «Así de simple, se reduce todo, entre dos aleteos, sin más explicación» «Entre dos aleteos transcurre el viaje». No importan las diferencias que puedan existir, el viaje transcurre igual, y transcurre con miedo, con o sin verguenza de ti o del otro/otra y con o sin haber aceptado y respetado las diferencias. Por esto, resalto la idea del sentido «natural» del abrazo. El abrazo, no como gesto social, sino como accionar instintivo, como accionar animal.
Creo que cuando pensamos en el gesto de «abrazar» que nos habla Galeano y lo asociamos al sentido lógico-racional, se nos desarma el concepto natural. Por esto, los y las invito a realizar el gesto, sin reflexionar. Intentemos encontrar en la misma acción, en ese sentir el corazón ajeno con el propio, la inmensidad del signo, libre y sin aditivos. Y que la reflexión, impregnada de ideología y credo, no nos ensucie este acto libre.