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Ecos de Piedra y Ceniza: Los Imperios Olvidados y seis poemas

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I. Sumeria — El Primer Ladrido del Tiempo

Del barro surgió la primera ciudad,
con manos de dioses y aliento de edad.
La cuna del verbo, del trono y la espada,
Sumeria tejía su piel encantada.

Los templos alzaban plegarias de arcilla,
el cielo bajaba por zigurats y costilla.
Escribas marcaban con caña la ley,
y nacía el destino en tablillas de rey.

Pero vino la arena, devoró sus canciones,
y los dioses dormidos callaron sus nombres.
Hoy solo el desierto recuerda su idioma,
y el tiempo murmura con voz de paloma.

Entre ruinas hundidas y ecos del sol,
el primer imperio se disolvió en alcohol.
Fue vino de estrellas, fue sombra y raíz,
fue el grito primero que nunca entendí.

II. Egipto — Coronas de Sal y Eternidad

Sobre la médula seca del Nilo se erguía,
una tierra de máscaras y geometría.
Donde el sol era dios y el silencio su altar,
y la muerte era solo otra forma de estar.

Con papiros y dioses de piedra tallada,
el alma cruzaba la noche encantada.
Faraones dormían en oro sellado,
y el escarabajo guiaba al sagrado.

Pero el viento giró, y la arena mordió
la voz del escriba y del dios que reinó.
La esfinge suspira su enigma quebrado,
y el loto florece en un sueño apagado.

Bajo estrellas cansadas de mirar sin piedad,
Egipto aún canta desde su eternidad.
Pero sus cantos ya no tienen idioma,
son huesos de siglos que el río abandona.

III. Grecia — La Luz Que Rompe la Piedra

Nació como un canto tallado en la roca,
Grecia la sabia, la ardiente, la loca.
Dioses bajaban por mármol y danza,
y el hombre creía tener esperanza.

El logos brillaba en la plaza del viento,
la idea vivía en cada argumento.
Con liras y sangre tejieron la ley,
y el alma soñaba con verse en el rey.

Pero vino la guerra, y luego el hastío,
y Atenas se hundió en su propio albedrío.
Los templos se agrietan, los mitos se arrugan,
y en ruinas se duerme la razón que juzgan.

La luz se hizo sombra, y el eco un rencor,
y Grecia se pierde entre mármol y flor.
Solo el filósofo, en su oscura prisión,
aún busca en la nada su última razón.

IV. Roma — Mármol, Hierro y Sangre

Roma fue todo: principio y final, ceniza de imperios en su funeral

El lobo parió gemelos de acero,
y Roma emergió como sueño certero.
Forjaron caminos, tomaron la espada,
el mundo fue suyo, la tierra marcada.

Senado y legión tejieron el mando,
y el pueblo aplaudía, sangrando y rezando.
La ley era dura, el verbo una cruz,
y el imperio avanzaba como rayo de luz.

Pero el mármol se agrieta, el César se pudre,
y el oro se oxida entre sombras y lumbres.
Los bárbaros vienen, los dioses se van,
y Roma se quiebra como copa de pan.

Hoy queda el orgullo y la ruina templada,
el eco de un mundo que ya no es nada.
Roma fue todo: principio y final,
ceniza de imperios en su funeral.

V. Judea — La Voz Que No Muere

En tierras secas, entre el polvo y el canto,
un pueblo tejía su fe con quebranto.
No alzó grandes torres, ni vastas legiones,
pero encendió fuegos en mil corazones.

Con letras de fuego, y pactos de estrella,
su verbo cruzó la muerte más bella.
Cautivos, dispersos, sin trono ni espada,
sostuvieron su historia con alma quebrada.

Sus templos caídos aún guardan el eco,
de un dios que se oculta en cada hueco.
Y aunque el mundo arda, aunque todo se pierda,
su voz resiste, su alma recuerda.

Y en ese silencio que nunca se quiebra,
perdura la luz que en la historia se siembra.

VI. China — La Muralla del Infinito

Tras montes de jade y dragones de humo,
China tallaba su mundo sin rumbo.
Con tinta y bambú domaron al tiempo,
y alzaron imperios de sabio fundamento.

Mandarines dictaban con gesto ancestral,
y el mundo giraba en su eje oriental.
Inventaron el polvo, el papel y la seda,
la pólvora ardía en la mente que queda.

Pero todo imperio, por más que se encierre,
sucumbe al demonio que el orgullo muerde.
Las dinastías caen como hojas de té,
y el emperador sueña con no renacer.

Aún tiembla la muralla, aún gira el dragón,
pero el cielo está roto y no hay redención.
China, la eterna, la vieja visión,
canta entre brumas su propia extinción.

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1 Comentario

Julieta

Que hermoso escribes. Gracias por compartir tu arte