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Es sol, no la luz, grita William Turner

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Al sol pertenece la tormenta

Y la apacible nube más disuelta que un atardecer

frente a la bahía

El sol fabrica los vientos

y cruza partiendo el cielo

Es medida desbocada de la presión

Y necesita un faro gordo para ordenar

las furias

Para mostrar su dureza cuando ya no queda sino bulla

Y, después, parece que ya ni aire hay

Y los colores van pasando

William los ataja con su pincel

De una sola pasada, una basta

La seguridad de tener un sol cómplice

Escuchar esos susurros mínimos que convierte en luz

Desplazando esa nube en esa otra

Del poder de las tormentas ligado

a un solo matiz que degrada en mil

Y lo he visto bostezar

Tener una sed que a él mismo lo sorprende

—pero a mí no—

Velo sus noches sin sol

Puedo con las paredes de angustia que aún lo ciegan

Le rezo que ya viene la próxima mañana

Y como si alguna vez me escuchara, duerme

Permanezco sólo porque sólo me importa el sol

Y soy el ladrón que le ha correspondido

El tiempo, como ven, eso no me importa

Poco me ha tomado recorrer un par de siglos 

y de repente me creo el único que aún lo ama

Todo por culpa de ese maldito sol

No me arrastro. Al contrario: sólo de fuerza

hago mis viajes. Mi ir y mi venir.

Es como también para él, como si ya no hubiera tiempo

O tiempos

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3 Comentarios

fernando viveros

Turner no usa gritar. No necesita. Le sobran los gritos.
Y los tiene disponibles por si acaso.
Trata amigablemente a sus colegas pintores de la època.
Tampoco necesita dinero y tiene màs que suficiente.
Le gusta navegar; le gustan pos paseos. Le gustan las mujeres.

viveroscollyer

viveroscollyer

Pues este sol de la contemplaciòn en un agosto de 2022,
es de las cosas màs sencillas que nos pueden ocurrir.
Este sol solamente es el sol de esta mañana. O el de ahora mismo
–son las seis de la tarde de un sàbado de diciembre–
Y sucede que a un Picasso s ele escuchò decir una vez :
«Yo no busco. Yo encuentro» –hay una sabidurìa inmensa
en estas palabras que va màs allà de ser un buen o mal artista.
Este sol de mis poemas sucediò de modo parecido : me encontrò
un mediodìa bajo un pequeño bosque de espinos y sin
estridencias, suavemente, y no se va…

Fernando Víveros Collyer

Ocho meses despuès, y en otra parte del mundo,
el sol -no me lo crean- aquì està
En Iquique, lejos de Espinalillo de Caleu, amigein redondo:
sigue tratàndome como al amigo