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Tres rostros o apariencias para un Premio Nacional

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Un amigo que es más bien un conocido cercano y muy lejano a la vez, Rodrigo Verdugo, dedica buena parte de su tiempo de ocupación socialmente relevante (me imagino), a estudiar y opinar acerca de la literatura chilena del siglo XX. Él es un escritor, entiendo, pero su intensión preponderante pareciera este modo de la “crítica”.

Acaba de publicar en su Facebook –más bien reenviar-, un posteo de José M. Memet que trae una fotografía de una página de un diario chileno de “circulación nacional” con un título que refiere el “camino de un@s poetas” por el Premio Nacional de Literatura 2024.

La intensión irónica –que es la intención usual en estos tiempos; luego de ironía le queda poco creo-, se resume en este comentario de Memet: “Comenzó la fiesta”. No hay fiesta sino patetismo, se entiende, pero lo que deseo es meditar un rato con lo que me ocurre al encontrar esta situación de Facebook.

Tres rostros muestra la página. Los de Elvira Hernández, Teresa Calderón y de Tomas Harry. Me llama todo esto la atención porque es como otra vez la vida “que me alcanza” (Sandra Mihanovic, 1982).

Pues ellos parecen pertenecer a una “generación” apenas mayor que yo –siendo que debatimos con R. Verdugo todo el uso de esta categoría teórica de los estudios literarios. O sea, la próxima vez…, ¿podría yo estar en la competencia o fiesta?

Notas de los tres:

De Elvira Hernández he leído pocas cosas y me recuerdo ciertas líneas que aluden o se comprometen con figuras mitológicas antiguas, talvez griegas o mediterráneas. Alguna vez sentí deseos de acercarme a ella, cuando juvenil iniciándose en este “mundillo”. Pero nada me atrajo mayormente. Luego la última vez que me encontré con ella fue en La Chascona, cuando un recital centrado en Raúl Zurita y ella era público. Me le acerqué sintiendo nuevamente cierta gravitación, para resultar inmediatamente repelido por un olor que emanaba de su cuerpo. Un aroma rancio debo decirlo. Me recordó mis aproximaciones corporales a Jorge Teiller (por esos años ya casi completamente mitologizado). Teiller era otra fuerza gravitatoria en ese momento y, al acercarme a su cuerpo –en el casino pequeño de la Sociedad de Escritores de calle Simpson 7, Santiago-, me llegaron sus emanaciones de alcohol mesclado con sangre y otros humores. Fue insoportable. Creo que apenas alcancé a decir: “Hola, ¿cómo está?”, y nunca más lo intenté.

De Teresa Calderón recuerdo que, en esos años, era pareja de un escritor de prosas –creo que Fernando Jerez. De Teresa tengo estas referencias gravitatorias más bien centrífugas: la amante de …, la hija de…

Alfonso Calderón. A diferencia de su padre, del cual me atrajeron alguna especie de ensayos libres e imaginarios acerca del mundo que talvez hemos vivido y alguna vez compartido, de Teresa no recuerdo nada memorable.

De Tomàs Harris he de indicar, en seguida: otra pareja de Tere Calderón. Que años después supe la había dejado –trivialmente- por “una más joven”.

Lo de trivialidad me conduce a la última vez que estuvimos, nuestros cuerpos, cercanos con Harris. Es la Biblioteca Nacional de Chile. Segundo piso. Al acto me ha invitado Pablo Zegers, compañero de curso en el colegio. Al salir de la sala Ercilla, nos espera un generoso cotele –que me sorprende en una institución que “siempre no tiene recursos suficientes”.

Y era abundante. Lo que me condujo a encender un cigarrillo como al final del comistrajo. Entonces se acerca la corporalidad de Harris y me espeta: “Aquí está prohibido fumar”. Quedo casi lelo.

Para mi interior: “¿Cómo es que un poeta que ha visitado y elaborado del barrio de remolienda de Concepción, y sus líneas poéticas parecieran referir varios tipos de des/órdenes (como si fueran liberaciones), me reclama casi como una orden que apague el cigarrillo por que la institución lo prohíbe?

Entiéndase: eran como las ocho de la noche. La institución biblioteca estaba “Cerrada al público” hace horas. No había nadie en ese segundo piso sino unas 10 personas aprovechando del colete…, y este poeta de rebeliones me demuestra lo institucionalizado que ha devenido…, así, ¿sin tapujos ni self denials?

Mi respuesta in/mediata fue: “Pero poeta de Cipango y Oronpello, ¿cómo es que pretendes que te obedezca si el mero escuchar eso salir de tu boca me desconcierta y revoluciona?”

Claro para mí: este poeta surgido escribiendo del barrio de prostitutas penquista –muy a la moda del modo “de la bohemia de esos años para siempre idos”-, es ahora funcionario (y no menor al parecer), en este viejo edificio de la institución cultural de Chile, la BNC, y se ha convertido en “policía” de sus normas y convenciones (¡!)…

No apagué el cigarro. Lo blandí cerca de su rostro –porque se me había aproximado, como para imponer mejor la orden-, y pegué una larga piteada. Entonces, se alejó simplemente.

Escribo esto por diversión y meditación. Estoy lejos en el norte de Chile, en un lugar ni institucional ni anti-institucional. Y para el próximo Premio de Literatura nacional, fantaseo que alguien pronuncia un nombre parecido.

Imposible, por supuesto. Es la experiencia de “estar-y-no-estar-ahí”. Estar porque uno los ha conocido “personalmente” (ahora se usa el “presencialmente”), y no estar porque poco y casi nada hay entre nosostr@s de común. Salvo que usamos escribir y publicar.

De manera que vayan al “blowing in the wind” estas líneas de prosa…

(Creo que casi todo lo anterior puede entrar en la irrelevancia. Tiene el sentido de lo “concreto & particular”. Solamente eso. Lo cual no es menor en un mundo de “imágenes”. Es decir de idealizaciones (Gadamer), y cosas siempre universalizantes…).

 

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4 Comentarios

viveroscollyer

viveroscollyer

Rodrigo V. ha respondido = «Buen anàlisis»…
Creo qu’ il se trompe = no hay anàlisis nulle part
«Anàlisis» dice (o debe decir) conocer dividiendo -m/m-
Esta meditaciòn parece que sòlo me conoce a mi mismo,
son meras «impresiones» –el olor d’ un cuerpo
nada dice del alma en ese cuerpo—, etcètera…??
Si algun@ de estos tres candidatos busca aquì
otro amigein, difìcil …

viveroscollyer

viveroscollyer

Parece que algun@s se han enojado
Y quieren que «analice» poemas y no escriba «basura»
Bueno. Lo «intentaremos»….

viveroscollyer

viveroscollyer

…pues, a veces, Analizar poemas puede resultar en Basurearlos
y meditar en ciertas Basuras (o lados B), puede conducir
a nuevas Comprensiones

María Teresa Quintino

Bien irreverente pero muy entretenido