El Caso Factop ha sacudido el mundo empresarial chileno, revelando grietas en los sistemas de control interno y compliance de las compañías financieras. Este escándalo no solo pone en entredicho la transparencia corporativa, sino que también resalta la urgente necesidad de revisar los procesos de cumplimiento en el contexto actual. En este contexto, la alta dirección tiene un rol clave: fortalecer la confianza y proteger la reputación corporativa frente a estas crisis.
Factop, una empresa que operaba al margen de las regulaciones tradicionales, evidenció cómo la falta de controles puede generar riesgos sistémicos y pérdidas económicas para empresas, inversores y el sistema financiero en general. La problemática surge de operaciones poco claras, como préstamos y triangulaciones financieras sin los resguardos mínimos, lo que eventualmente derivó en investigaciones judiciales y desconfianza del mercado.
Desde el ámbito local, este caso es una alerta para la industria financiera y las empresas de todos los sectores. La Ley 21.595 sobre Delitos Económicos y la Ley 20.393 sobre Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas establecen un marco normativo que exige mayor diligencia y control a nivel de gobierno corporativo. Sin embargo, la normativa, por sí sola, no es suficiente si no existe una cultura sólida de ética e integridad.
Ejemplos internacionales, como el caso Wirecard en Alemania, demuestran que los sistemas de compliance fallan cuando la dirección prioriza la rentabilidad a corto plazo sobre la transparencia y el control. La lección es clara: los riesgos reputacionales pueden tener efectos catastróficos.
La alta dirección no puede delegar el compliance exclusivamente en un departamento técnico. La implementación de sistemas efectivos de cumplimiento requiere liderazgo y compromiso constante. El Caso Factop nos recuerda que la falta de controles adecuados no solo genera pérdidas financieras, sino que también erosiona la confianza de la sociedad en las empresas, lo que es aún más costoso y difícil de recuperar.
El Caso Factop nos recuerda que la falta de controles adecuados no solo genera pérdidas financieras, sino que también erosiona la confianza de la sociedad en las empresas, lo que es aún más costoso y difícil de recuperar
Es momento de actuar con responsabilidad y visión estratégica para evitar futuros Factop. Las empresas deben enfocarse en implementar buenas prácticas que incluyan el fortalecimiento del gobierno corporativo y la independencia de los comités de auditoría, la adopción de programas de compliance robustos y adaptados a su realidad, así como la inversión en tecnología que permita monitorear riesgos y detectar señales de alerta en tiempo real.
La verdadera pregunta es, ¿Están las empresas dispuestas a priorizar la ética y el cumplimiento por sobre el corto plazo? La respuesta definirá no solo su futuro, sino también el del mercado en su conjunto.
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Victor Faundes
Muy interesante el articulo y sobretodo como gestaron todo