La única forma de entrar a Kidzania, si se es adulto, es acompañando a un niño. Comienzo diciendo esto para dejar en claro que, por supuesto, yo nunca llevaría a un niño a Kidzania y que, por tanto, nunca he entrado. Así que escribo esto informado por la página web y por los relatos de mi sobrino político. Este pequeño niño de cinco años sí fue a Kidzania, y lo pasó maravillosamente bien. De sus entusiasmadas crónicas hago el presente resumen.
Kidzania es un centro de juegos de rol para niños, presente en varios países del mundo, entre ellos Chile. Hay más de cien profesiones y oficios disponibles, tales como periodista, piloto, panadero, médico o mecánico.
Al ingresar, los niños cambian en el Banco su dinero por un cierto monto de billetes de Kidzania, llamados KidZos. Para ejercer cada profesión, los niños deben pagar más o menos KidZos, los cuales serán recuperados una vez que se desempeñen laboralmente y reciban su sueldo. Si el niño o la niña logran ahorrar un poco, pueden dejar su dinero en el Banco. De este modo, cuando regresen a Kidzania, tendrán intereses que les permitirán tener un mayor poder adquisitivo. Es lo que le pasó a mi sobrino. Tiene sus KidZos ahorrados y se soba las manos pensando en los próximos intereses. Además, podrá sacar el dinero directamente desde un cajero automático. Recuerdo, por última vez, que mi sobrino tiene cinco años.
Por otra parte, los niños-piloto, por ejemplo, no son pilotos de la Aerolínea Kidzania, sino de LAN. El Banco es el Banco de Chile. La pizzería es Pizza Hut. El supermercado es Jumbo, la escuela de Minería es AngloAmerican, el taller mecánico es Goodyear, la farmacia es SalcoBrand: Kidzania, la “República de los niños”, tiene más de cuarenta socios comerciales.
Insisto en que a este lugar no pueden entrar adultos solos. Es, efectivamente, un lugar para los niños. Diseñado para ellos.
¿Por qué Goodyear, por ejemplo, invierte dinero para estar en Kidzania? ¿Acaso el niño tomará la decisión de comprar los neumáticos del auto de su padre en esa empresa y no en otra? ¿Acaso el niño elegirá, en el mundo real, el banco donde su madre pedirá un crédito? No. Hoy no. Pero mañana sí. Y el recuerdo de ese día feliz volando en LAN pesará. Sin ninguna duda, pesará. Y las empresas lo saben.
Durante 2012 y 2013, realicé un ciclo de charlas para alumnos de Educación Media en diversos colegios. La charla se titulaba, El poder de la ficción: escribamos el mundo que queremos leer, y versaba sobre la importancia de la imaginación y la ficción en nuestros días, y también sobre mi trabajo en este ámbito como escritor y cuentacuentos de la Compañía La Matrioska. La charla comenzaba, justamente, con una discusión sobre Kidzania. Después de informar, objetivamente, sobre este lugar, se abría el debate…
Pero el debate no existía porque todos levantaban la mano para decir cosas como “es que nos quieren hacer creer en su sistema”, “no nos permiten imaginar”, “quieren replicar la injusticia y la segregación social”.
Les estamos negando la posibilidad a los niños de pensar en un mundo distinto. Deberían tener el derecho, al menos, a imaginar un mundo peor. Pero no igual. Mi sobrino ya no quiere hacer pan con barro: sólo lo quiere hacer en la panadería Castaño, de Kidzania, con harina de verdad. El barro se convirtió para siempre en barro y en nada más.
En Kidzania, si alguien quiere ser médico, por ejemplo, debe ir a la universidad. Y por supuesto, la universidad debe pagarse. Un alumno una vez me preguntó: “¿cómo entonces vamos a convencernos de que la educación debería ser gratuita, si desde niños nos hacen creer lo contrario?”. Impecable razonamiento, y lamentablemente, irrefutable.
En la charla mencionada, yo preguntaba a los alumnos si a alguien le gustaba el mundo tal y como estaba. Más de mil jóvenes han escuchado la charla y nunca nadie me ha podido responder que sí. ¿Por qué, entonces, insistimos en replicar lo que no nos gusta? En lo personal, entre todas las muchas atrocidades de Kidzania, lo que me resulta más doloroso es que les estamos negando la posibilidad a los niños de pensar en un mundo distinto. Deberían tener el derecho, al menos, a imaginar un mundo peor. Pero no igual. Mi sobrino ya no quiere hacer pan con barro: sólo lo quiere hacer en la panadería Castaño, de Kidzania, con harina de verdad. El barro se convirtió para siempre en barro y en nada más. La imaginación comenzó a perder la batalla.
Una alumna muy perspicaz me dijo, terminado el “debate” sobre Kidzania, que ya que todos sabían que el mundo era una mierda, pero quería saber si yo proponía algo o sólo criticaba. La pregunta me vino como anillo al dedo para continuar con la charla, que estaba enfocada justamente a eso: a demostrar cómo los cuentos, las historias, y la ficción en general, permiten pensar en otro mundo y “escribirlo como lo queremos leer”. Los cuentacuentos, por ejemplo, trabajan solamente con la imaginación de los niños y nada más. No hay dibujos, no hay disfraces, no hay títeres: solo la voz y las palabras que penetran en los niños y los obligan a imaginar dentro de sí mismos el cuento narrado. Es algo increíble fijar la atención en las caras de los niños (y también de los adultos) cuando escuchan cuentos: es una absorción total del mundo, casi una catarsis, como si durante esos quince o veinte minutos de narraciones pasaran a otra dimensión. En mi Compañía de Cuentacuentos la hemos llamado, a falta de mejores definiciones, la “cara de cuento”. Es una cara, una expresión facial, que no otorga ni la televisión, ni el juego, ni nada que yo haya visto. Sólo la imaginación.
No ahondaré aquí en detalles sobre la respuesta a la pregunta de la alumna, pero sí me referiré a la anécdota con la que he cerrado esta charla. Cuenta una narradora oral que, en cierta ocasión, antes de empezar una función en una sala de clases de un jardín infantil, decidió jugar con una pelota roja e imaginaria. La pelota invisible iba pasando de niño en niño, rebotaba, chocaba con un vidrio, regresaba a la cuentacuentos. Luego la narradora les dijo a los niños que iba a dejar la pelota imaginaria abajo del pizarrón, para poder empezar a contar los cuentos. Cuando terminó, se despidió de los niños y se dirigió a la puerta para ir a otro curso a repetir la función. Estaba por salir cuando sintió que una manito le tiraba de la falda. Era un niño de cuatro años, que le pasaba algo invisible diciéndole “Tía, se le quedó la pelota roja”.
La pelota existe porque en esa sala todos quisieron que existiera. Esa pelota será, el día de mañana, justicia social, igualdad, en fin, todas las utopías de nuestro siglo. Pero para eso, debemos evitar que la aguja de Kidzania la pinche. Si no lo logramos, la narradora se irá de la sala sin su pelota roja, porque ya no tendremos niños que quieran leer el mundo con los ojos de la imaginación.
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PauletteDiaz
Yo no pagué, no he pagado ni pagaré por que una «empresa de entetenimiento» enseñe lo que yo debo enseñar como madre, prefiero mil veces llevar a mi hijo a comprar, entregarle su mesada, enseñarle el valor del ahorro y el dinero por mi misma «en vivo» ante que una empresa de «eduentretenimiento» haga lo que debo hacer yo.
La educación económica familiar me corresponde a mi, no a Kidzania y tampoco me molestaré en llevar a mis hijos, prefiero que me odien por ello hoy y mañana me agradezcan mi decisión antes que darles el gusto en ver lo que no debieron a través del neuromarketing.
Camila
Yo pienso que es válida la opinión del autor que escribe este artículo. La cual encuentro muy bien fundamentada. Sin embargo, en ningún momento alude a que los padres que llevan a los niños a Kidzania los dañan, sino más bien que hace una invitación a mirar desde otra perspectiva este gran lugar pensado para niños y evaluar cada decisión.
Cada persona es libre de manifestar su opinión. Se generan discrepancias pero eso no es indicio para desdeñar a otro porque no comparte mi visión de mundo. Las opiniones son subjetivas, dependen del sujeto que las emita pero deben ser siempre bajo argumentos sólidos, debemos estar informados.
Uno que a asistido a este lugar, puede considerar la experiencia como un espacio lúdico y educativo para reforzar contenidos curriculares como la enseñanza de oficios y profesiones, haciendo ahínco que los oficios son tan importantes como las profesiones. El punto es que en nuestro país el tema de los oficios tiene una desvalorización social inmensa por no ser bien remuneradas, cuando debiesen ser carreras que se deben potenciar.
Ahora bien, este parque puede fortalecer el estilo de vida que tiene
un grupúsculo de niños con un capital sociocultural mucho más amplio de aquellos que pertenecen a un estrato social más bajo. Estos últimos son los que corren el riesgo de no poder acceder a futuro a las instituciones de este parque y resentirse socialmente.
Se debe orientar a los niños a comprender el mundo que los rodea, hay que dialogar con ellos sobre lo que pudieron percibir de esa vivencia, si les pareció entretenido, lo que aprendieron y a medida que transcurra el diálogo se explica lo experimentado. Hay que intencionar la reflexión y metacognición para que el niño haga una introspección y se de un » aprendizaje significativo». Esto es parecido a cuando uno va al cine y ve una película, se debe reflexionar sobre el contenido de la película y opinar con argumentos sobre lo que le pareció la trama.
El tema de seleccionar marcas se da en todo ámbito social, de hecho diría que desde la clase social baja y media tienden a auspiciar marcas en su vestuario o tecnología. Es más, desde mi trabajo y experiencia diría que gran parte de la familia chilena procura invertir en cosas materiales como un plasma, celulares último modelo, autos. No poseen un incentivo por enriquecer su hogar y cultura ya que encuentran aburrido y un desperdicio de tiempo el acudir a teatros, escuchar música clásica, bibliotecas, leer, acudir a museos a diferencia de ir a Discos, Pubs, o fomentar el vicio. Hay dinero para drogas legales pero no para la cultura. Eso si bien es una responsabilidad de las políticas educativas, la familia es la gran responsable de educar a sus hijos para que contribuyan a una mejor sociedad. Desde la cuna se generan los cambios.
El adulto a cargo debe fomentar y modelar en los niños el tiempo para la imaginación, desde entregarles oportunidades para la lectura hasta darles el espacio para la creatividad. Es muy común, que los padres proporcionen de tecnología a los niños porque así están más tranquilos y descansan del ruido o de las frases constantes de » estoy aburrido». Los niños actuales han olvidado jugar e interactuar con otros porque los adultos los hemos privado de esta vivencia.
Es más fácil tener una Wii o Xbox que darse el tiempo para enseñar juegos tradicionales, compartir en familia, dialogar, crear historias, etc.
Es en la primera infancia dónde hay que estimular a los niños para desarrollar su cerebro y capacidades, la familia debe hacerse responsable de su rol como agente educativo y no delegar su rol a otros profesionales.
Verónica
Me aburrí de leer los comentarios…me impresiona la dificultad de muchos por entender lo que el sistema nos esta haciendo y esto queda demostrado aquí.
La liberta se transa en la lógica del consumo..nada más!!
Y declaro mi libertad de elección, no soporto los mall y no quiero que a mis hij@s les guste, les impediré con todas mis fuerzas adscriban a esta sociedad de consumo y embotamiento mental y espiritual. Prefiero que sean un@s inadaptados capaces de adaptarse a cualquier situación con inteligencia y capacidad crítica. Así son los vivos, a los que no podrán pasarle gato por liebre, ni les venderán la poma…ahí estaré feliz, riéndome de los ajilados que sufren cuando les tiran las verdades en el rostro, los que sufren cuando no pueden tener las tonteras que el ritail les «obliga» a consumir.
vicente ruiz
Hay que ser bien tarado para no darse cuenta de lo que quiere decir el columnista. Se están metiendo en la mente de los niños desde ya. Es el nuevo sistema que están aplicando estos monstruos del mercado. A mediados de los 90, los bancos comenzaron a entregar cuentas corrientes a jóvenes estudiantes de primer año de universidad. Muchos de ellos, se cortaron las manos al no contar con los recursos para responder a las obligaciones comerciales al emitir sus cheques, traspasando estas deudas a sus padres o bien, pagando como se paga en Chile cuando se le debe a un grande, con cárcel. Hace sólo una semana me enteré que mi nieta iría a Kidzania con su colegio. Las entradas eran el premio que entregó el Mineduc por su alto puntaje SIMCE el año pasado…..que tal???
Luis González R.
Comparto la idea de que estas «Instituciones» buscan algo más que simular experiencias del mundo adulto influyendo con marcas o empresas específicas que pudiendo tener intereses creados marginan la imaginación de los niños. Sin embargo, los principales responsables de su trascendencia e influencia esta en nosotros los adultos, especialmente en los padres. En el fondo no importa la empresa o marca asociada a la profesión u actividad laboral si somos capaces de dar a los niños el poder de abstraerse de ello, es decir, si en Kidzania solo existe la aerolínea LAN, en alguna oprtunidad ir al Aeropuerto y mostrale todas las aerolíneas y variedad de aviones, funciones y asociados, si sólo esta el supermercado Jumbo, no faltara la oprtunidad de ir a otro supermercado y mostarle que hay variedad. En fin, la idea es darle las bases para que no solo se queden con lo que ven en na visita a un parque o centro de entretenciones o lo que sea, siempre debemos sacar provecho de lo positivo. Por otro lado veo muy díficil cambiar los intereses de los creadores de este tipo de ideas ya que sería obvio negar que es por fin de lucro. Hoy los niños estan muy avanzados en comprensión, aprovechemos entonces de dejarles nuestra experiencia (en sus terminos) para evitar que el oculto mensaje subliminal no produzca el efecto y por el contrario sean capaces de elejir. Cómo comentario final sucede o mismo con los adultos cuando se utilizan medios acorde a la necesidad del negocio o ¿quién no recuerda la canción de los Prisioneros «Sexo»?
Andrés Montero
Hola Vicente, gracias por comentar. Lo que cuentas del premio del Mineduc al curso de tu nieta es impresionante. Voy a investigar aquello, es simplemente indignante. Eso pasa cuando en vez de un pedagogo, tenemos a un economista como ministro de Educación.
Irenko
Excelente columna! Trabajo al lado de Kidzania y veo día a día cómo los padres hacen creer a sus niños que solo un buen trabajo y ganar mucho dinero los hará mejores personas. Por lo general, esa gente que solo valora a los que tienen dinero, terminan enviando después a sus hijos a Kidzania! Muy buena columna, lamentablemente hay personas que no entienden el punto, pero qué… da lo mismo. Muy buena columna, ojalá todos la leyeran con altura de miras. Un saludo
Martina
¿y de tu escritorio puedes oir a los padres decirle esos a sus retoños? pucha que tienes buen oído.
Alonso Sepúlveda R.
Buen texto…felicito al autor.Lamentablemente ya se estructuró hace rato la falta de derecho a elegir. Los que hablan acá de libertad….lo que conocen hoy como libertad es algo pseudo-dirigido inventado por el mercado. Me quedo con la triste frase «La imaginación comenzó a perder la batalla». Saludos!
Maripaz
Mi hija fue despues de hincharme mas de un año que quería ir, no ibamos porque viviamos en el sur y luego fuera del país, a la vuelta fue parada obligada. Lo pasó chancho, preparó pizza, apago un incendio, dirigió el transito, fue doctora…. en fin…
Repito que viví en una bucólica ciudad del sur (sin mall y sin cine!) y luego un año en una pequeña ciudad europea (sin mall, sin cine, y le añadimos estar sin tele), asi que somos gente super alejada del exitismo, del consumo, etc y SI tambien creo que el articulo dramatiza demasiado sobre las marcas y sus oscuros propósitos.
Al menos debe tener fe de que los ferreos opositores de este «antro del adoctrinamiento» actuén en consecuencia y no permitan que sus hijos vean tele y menos vayan a llevarlos algún día a Disney.
Montserrat Casanueva
Bueno, tengo 19 años y NO tengo hijos, pero pienso como adolescente que esto de Kidzania, el celular, el computador excesivo para un niño dentro de los 3 y los 12 años esta super mal, mi primer celular fue cuando entre a la universidad, para contactarme con mi mama avisandole cuando llegaria a casa, por que en la universidad aveces uno no sabe cuando puede estar libre, pero darle un celular a un niño de 7 años con todas las aplicaciones posibles es muy absurdo, primero por que sabremos siempre donde estará, por que los papas lo iran a buscar y a dejar, el niño nunca llamara a sus padres ya que lo llevaron a ese lugar y quisas se le pierda. Segundo le quitas la opcion de conocer amigos y salir a jugar, puede conocer bastante gente por medio del telefono, hasta ladrones, drogadictos, etc. yo lo encuentro super mal que este en su pieza casi todo el dia por que se descargo la ultima actualizacion de el juego «tanto». Kidzania te puede «ayudar» con como ven tus padres el mundo, pero le quita toda la magia al niño de disfrutar su infancia, yo crecí con 4 hermanos y siendo scout desde los 7 años, he viajado por muchas partes de chile, y teniendo amigos sin la necesidad de tener el celular o ir a Kidzania, pienso que a un ñino que ya está con todo este tema metido en su cabeza se le puede ayudar con el arte, integrandolo en cursos de pintura, musica, teatro etc. o bien scout, que en casi todos los colegios debe haber un grupo. Tercero, para terminar, invito a los papas a ver a sus hijos como se comportan con otros niños, fuera del colegio, no saben muy bien como relacionarse, no tienen la personalidad de hacerlo, por internet puede hacer maravillas pero cara a cara con otro niño, no sabra ni como decir hola, perdon si estuvo muy largo, solo queria decir lo que pienso, saludos
vania gallegos
Alguna vez tuve una pelota roja me gustaría encontarla para darsela a mis hijos
emilia
Inventa una ahora ya, mañana puede ser tarde!!!
Mónica Aldea
Soy profesora y opino lo mismo que lorena. Los niños también se quedan con el recuerdo del auto que tuvo el papá, el maquillaje qiue usa la mamá, el supermercado en el que hacen las compras en su hogar y el avión donde viajan de vacaciones, los que lo hacen.
Hay un elemento que no deben dejar de lado que es mostrarles a los niños la realidad para que aua aprendizajes tengan sentido. Hacer pan, pagar la universidad o escoger en qué quieren trabajar puede abrir el debate y la reflexión con los padres o adultos que acompañen esta experiencia. Está demostrado que los aprendizajes BASADOSen realidad son mas profundos. AHORA BIEN; esos aprendizajes deben ir acompañados de mediación reflexión y análisis.
Lleve a su hijo a kidsania y converse con él, expliquele su opinión. Si trabajó en Jumbo, llévelo a lider, santa isabel, tottus y cuéntele que esos supermercados cumplen la misma función que el Jumbo y que ennla vida real optamos.
Aunque usted no lo crea los niños por muy pequeños que sean tienen opinión y entienden éstas cosas.
La imaginación de los niños también se trabaja hoy en día porque es muy difícil jugar a las muñecas cuando vienen formateadas para hacer solo algunas cosas como pipi, comer, dormir, el problema no es kidzania el problema es que los padres ya no juegan connlos hijos les compran juguetes para que jueguen.
Pedro Aravena Arriagada
El punto es: ¡El mundo llegó a ser tristemente así, mucho antes que Kidzania existiera! De manera que Kidzania no tuvo ninguna influencia en que todos nosotros nos conviertiéramos en unos miserables neoliberales. Entrar a Kidzania es un ejercicio de realidad. Asi es la cosa. Lo bueno es que cada niño entra con un adulto, ¡un adulto! El mismo que puede decirle, al pasar por cada dintel, al pagar y cobrar, ‘Niño, el mundo no es necesariamente así’, ‘El mundo puede ser distinto’. Eso yo lo encuentro notable. Quejarse de ver una sucursal del Banco de Chile es lo mismo que reclamar contra la Gran Capital porque terminas comprando Gasco si te sale 6 en los dados. Es como Metrópoli en 3D. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, hay una oportunidad extraordinaria, que mi padre no tuvo en Chile, porque nuestro Kidkania fue con tanques en lugar de carros de Coca Cola. No tuvimos mas opcion que vivir en la Kidzania universal que nos metieron con bayonetas. Al menos, ahora puedo llevar a mis hijos y mostrarle lo que hicieron con el mundo, como si fuese un juguete, y animarlos a armar un lego diferente. Hasta en la basura pueden hallarse tesoros.
Carlos Aedo
Con la educación generemos niños libres, libres de pensar y sentir… no encasillados como así nos empuja este sistema!!!
Hay que estar atento!!! Si llevas a tu hijo a Kidzania o ve mucha TV o lo que sea… date un tiempo y explícale como deberían ser las cosas, como deberíamos vivir con justicia y en armonía. Hoy, muchos son los estímulos que nos dibujan un mundo ideal y no es así.
Gracias Andres
Alvaro
Tu teoría sería mas valida si los niños vivieran, estudiaran o fueran al menos una vez por semana, por el resto de su infancia, a Kidzania. Bastante difícil que sea así. Una critica sin mucho sentido y alarmista.
Francisco
Es excelente que no nos acostumbremos a Kidzania, pero también esta ciudad de juguete nos sirve como un espejo para ver y darnos cuenta que los adultos también estamos insertos en un «Kidzania».
Si sabemos que estamos «jugando» nosotros mismos, la vida tiene un sentido más lúdico y hasta podría ser más sano salirse de estos círculos consumistas que todos hemos sufrido alguna vez.
Soy optimista al respecto pensar que el sistema tendrá y va tener un cambio cuando nos demos cuenta como «niños adultos» que el juego que jugamos ya se puso aburrido y que hay otros «niños adultos» que no pueden jugar y han sufrido mucho por eso.
Nora Arce Espinoza
Lamentablemente no es un tema de Kidzania, es nuestra sociedad en general, la escuela también busca permanentemente replicar el modelo, no olvidemos que el status quo es justamente lo que necesitan el pequeño grupo de poderosos que generan tremendas brechas de desigualdad en todo… salud, educación, vivienda, entre otros… muchos suman al mensaje cabezas gachas y sin reflexión, debido a que se convencieron de que eso es lo «natural». Mientras sigamos «naturalizando» lo que grupos de poder deseen todo seguirá igual… y el chico brillante de la población tendrá que patear piedras. Lo importante no es evitar ir a kidzania… debemos ser capaces de formar niños reflexivos y críticos que sean capaces de ver cuando les quieren meter el dedo a la boca.
Margarita Cereceda
Al principio estuve reticente de llevarlos por la asociación con las marcas. Pero para un cumpleaños los llevé y aunque hay cosas que me mantuvieron alerta hubo muchas otras q me gustaron. Los niños jugaron a ser albañiles o lavar ventanas o ser bomberos, con tanto entusiasmo como jugaron a ser doctores. No hubo diferencia de estatus ni nada. Podían ser lo que quisieran y no solo lo q les dicen que les toca o les «corresponde» . Para ser doctores o dentistas o periodistas no necesitaron ir a la U como señalan en el artículo. Eso era opcional. Todos los roles o trabajos son compensados casi de la misma forma. Mis hijos prefirieron lavar ventanas o pintar muros porque era mas entretenido que ser doctores. Como en todo y lo relevante es que estaban conmigo y fue mi tarea explicarles de qué se trata. Como bien dicen, son niños y el rol de padres es nuestro.
Jaime Paz
Yo lleve a mi hijo de 5 años y lo paso increible, sigue siendo un niño con mucha imaginacion y juega con tierra, con barro, con agua o tan solo una ramita.
Tambien todos los dias les leo un cuento a mis hijos antes de dormir, les encanta y veo sus caritas como dice nuestro narrador.
Sin embargo, no comprendo porque tanta resistencia a las marcas, si estamos llenas de ellas en nuestro hogar, cuando salimos, obviamente nuestros hijos repiten y copian muchas cosas de sus padres, siempre y cuando les guste lo que ven de nosotros.
No se si nuestro narrador ha llevado al cine a sus hijos, a fantasilandia, mampato u otro lugar, esta lleno de auspiciadores y marcas, y si encuentro que tiene razon en el marketing que hacen las empresas con los niños, tampoco es malo que comiencen a darse cuenta de todo lo que les tocara vivir.
priscilla.oyarcecerda
Muy interesante
Alvaro Carvajal
Considero que cada cosa tiene su tiempo, los niños deben conocer el mundo, PERO OPORTUNAMENTE, para qué meterlos antes a este funcionamiento nuestro?. A mí me gusta el mundo que vivo, los disfruto, claro que uno siempre tiene ideas u opinión acerca de lo que se «podría mejorar», pero no por eso meteré a mi pequeña a este mundo antes, hago y haré todo lo que pueda para que ella disfrute su mundo de infancia lo más perfectamente que pueda, sin la violencia ni la turbiedad que existe, hasta cuando ella pueda razonar e identifcar las cosas que le serán nocivas.
Gracias por el artículo.
Alvaro
María Isabel Álvarez Castillo.
Todo depende, cómo el niño salga de casa…….. para luego seguir jugando con barro,.