#Educación

¿KidZania un juego de niños?

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La primera vez que escuché hablar de KidZania me imaginé algo así como «Mundo Mágico 2.0».  Después de varias explicaciones, entendí que parecía asemejarse más a un juego de roles con escenografía premium, a un Metropoly de carne y hueso, o a un Reality Show sub 15. Las descripciones que escuché hacían que cada vez me gustara menos la idea de que mis hijas fueran a ese lugar.  Hasta que, hace pocos días, se produjo una discusión entre quienes defendían a la singular «ciudad», argumentando que era una entretención inocente, y quienes criticábamos que a través del juego se promoviera sin contrapeso alguno el consumo –marcas reales incluidas-, y la réplica sin cuestionamientos de un modelo económico y social del mundo real que evidentemente está en crisis.

Pero cierto es que todas estas críticas eran apartir de los relatos de otros. Entonces, y luego de múltiples ruegos de mi hija mayor, acepté romper el Tabú y llevarla junto a su íntima amiga a la ciudad innombrable, con la condición de luego hacer una»tarea», y conversar sobre lo que vieran, escucharan e hicieran. La misión era ir a jugar y recorrer, pero con los sentidos despiertos. Aceptaron, evidentemente, más que encantadas. La idea era no prohibirles ir, sino, como lo hacemos con la TV, acompañarlas para que, sin dejar de pasarlo bien y jugar, tuvieran una mirada crítica sobre este verdadero reality show. En otra columna les cuento cómo nos fue con la tarea de las niñas, pero les adelanto que se entretuvieron menos de lo que ellas mismas esperaban. Por ahora va mi experiencia.

Al llegar, nos encontramos una breve pero decidora declaración que explica que niños y niñas, “cansados” del mundo adulto decidieron formar una nación donde, cito: «ser, saber, cuidar y jugar se convirtieron en sus derechos». Fuertes  afirmaciones para quienes pensamos que somos los adultos quienes debemos garantizar dichos derechos. Que para que se respeten los derechos de niños y niñas, estos deban deshacerse de los adultos, me parece un desafortunado mensaje para un lugar que pretende ser, de alguna manera, un espacio educativo.

Ya entrando, me encuentro con que KidZania es una nación subterránea, sin luz ni ventilación natural. Ahí el tiempo pasa lento, no oscurece ni amanece, el techo está pintado de azul, con nubes muy blancas y todo está iluminado con luz artificial. No vi tierra, no vi verde. Ni almácigos, cultivos de ningún tipo, ni menos agua que corriera por ninguna parte.

En KidZania niñas y niños circulan «libres”, son autónomos y tienen la posibilidad de probar diferentes profesiones y oficios, de elaborar varios productos que después se pueden llevar o comer. Es lo que más disfrutan: actividades tipo talleres en las que pueden hacer pan (marca Castaño), elaborar Coca-Cola, Manjarate (Soprole), Trencito (Nestlé),  y otros. Pueden también desempeñarse como periodistas en La Tercera, como médicos en la Clínica Alemana o como técnicos en Entel. Todo tiene marcas reales, lo cual resulta tremendamente atractivo para pequeños y pequeñas que, a esa edad, aspiran a hacer y ser como adultos, y que así sienten que están a cargo en el mundo “de verdad”. Aquí es donde otros adultos me dicen que cuál es el problema con esto, que es una simple entretención, que es ridículo pensar que después, en el día a día niños y niñas, por ejemplo, vayan a preferir las marcas de los sponsors.  Pero eso está lejos de ser  lo que considero más complejo de este proyecto.

¿Qué es, entonces? No es inocuo que una ciudad que busca ser una fiel réplica de la realidad funcione exclusivamente sobre la base de la producción y el mercado. En KidZania todo se compra y se vende, pero no hay gobierno, ni aparato público, salvo la policía y el juzgado, que persigue y castiga delincuentes. No hay hospital ni consultorio, sino Clínica Alemana, donde solo nacen guaguas –muñecas- rubias y de ojos azules.  La “Universidad Nacional de KidZania” no es la excepción y obviamente tampoco es gratuita. En su interior, el afiche que presenta los “valores” que la inspiran dice textualmente:

«Estos estudios te permitirán tener una mejor retribución por tu trabajo, ganando más KidZos (la moneda local), en los establecimientos que tienen relación con el campo de estudio de tu elección. Entre más alto sea el grado obtenido, mayor será el beneficio. ¿Qué estás esperando? ¡Estudia una carrera y obtén tu título hoy!»

Lo que importa no es fomentar el aprendizaje grupal, menos el intercambio de realidades diversas, fundamental para la formación de cualquier profesional que quiera tener una mirada amplia y aterrizada en sus temas. La Universidad simplemente consiste en varios computadores frente a los cuales niños y niñas se sientan para absorber quien sabe qué contenidos, dar un par de exámenes y obtener la tarjeta que acredita su título, y que presentarán luego para cobrar un porcentaje adicional en su remuneración.

En KidZania hay automotoras (Hyundai), pero no transporte público.  Menos ciclovías. La basura no se recoge, ni  recicla. Sí hay un letrero de planta de reciclaje, pero no conduce a lugar alguno. Y por cierto no hay parlamento, ni presidencia, alcaldía, esbozo de junta de vecinos ni nada que se asemeje a una institución de representantes. El mundo en KidZania viene dado: se aprende, aprehende y explora, pero no se cambia. En los muros no se ven afiches de campañas de interés público: ni salud, desarrollo sostenible u otra. Sí se pueden ver en cambio anuncios de inmobiliarias o de búsqueda de mascotas perdidas. En definitiva, se ha replicado del «mundo real», solo lo que el mercado necesita para subsistir. ¿Quién puede decir que es inocente o coincidencia que en la sala de redacción de La Tercera de la ciudad, esté enmarcada y a la vista una portada del diario cuyo titular dice “Pronósticos Económicos para Chile mejoran por crecimiento record”?

No es inocuo que una ciudad que busca ser una fiel réplica de la realidad funcione exclusivamente sobre la base de la producción y el mercado. En KidZania todo se compra y se vende, pero no hay gobierno, ni aparato público, salvo la policía y el juzgado, que persigue y castiga delincuentes. No hay hospital ni consultorio, sino Clínica Alemana, donde solo nacen guaguas –muñecas- rubias y de ojos azules. El mundo en KidZania viene dado: se aprende, aprehende y explora, pero no se cambia.

Niños y niñas se divierten muchísimo, y era que no: luego de pagar la entrada que cuesta $8.900, tod@s quienes acceden son»libres e iguales» para emprender, gastar, ganar, ahorrar, invertir. Los «no iguales» ya quedaron fuera y los iguales van y vienen entre diversas ocupaciones sin considerar ningún desafío ni tarea colectiva. No hay pobreza, no hay contaminación, no falta el agua, no sobra el CO2.

Supe que en la semana KidZania recibe escolares. Y pensé que eso valdría la pena si quizás esta misma metodología e infraestructura (que funcionan muy bien para los fines propuestos), se usara para formar no solo consumidores, sino ciudadanos y ciudadanas. Me gustaría ver a niños y niñas canalizando su creatividad y expresando sus anhelos en campañas con propuestas para llegar al parlamento o Consejo Municipal. Si junto con la actividad comercial se replicara también la vida de barrio, la convocatoria a actividades deportivas, u otras iniciativas colectivas. Algunos me dicen que eso es aburrido. Yo no creo, no lo era para mí siendo niña, al menos. Otros más crudos me dicen que para qué, si finalmente es cierto que el mercado gobierna al mundo.

Pero si esto último es cierto, con mayor razón me parece que KidZania es una forma burda de lo que pensadores como Theodor Adorno definieron como Industria Cultural, donde, bajo la excusa del entretenimiento se naturalizan realidades que son construcciones culturales que favorecen a quienes detentan el poder político o económico.

Para terminar, una breve pregunta a quienes, después de todo lo dicho, todavía defienden a KidZania como un pasatiempo neutral o inocuo: Si en Cuba se levantara una infraestructura similar, y la ciudad replicara el funcionamiento e instituciones de la isla para que niños y niñas jueguen y conozcan el mundo adulto, ¿les parecería igualmente un pasatiempo inofensivo? Les dejo la inquietud.

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Fuente de fotografía 

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249 Comentarios

Ricardo

Estuve en este lugar hace dos dias, cuando ingrese junto a mi familia no me parecio lo esperado enclavado en el parque Araucano , un lugra de naturaleza y gente de tranco rapido de dos o tres restaurante en su acceso de mala comida y alto precio con el sobñolento olor a pucho mas bien un bien un lugar donde no se disfrasaban los malos aspectos de nuestra sociedad, entre a este lugar en un subterraneo, entrada $ 10000 niños y adultos $ 7000, la espectación era grande los niños nerviosos por entrar aperecio una chica empleada de este lugar solicitando nuestra mano derecha en cual se puso una suerte de reloj que solo les sirvio a los niños para los adultos era como una suerte de entrada para distinguirlos y nadie se colara por la salida, nunca supe que otra función tenia, los adultos no teniamos derecho a nada nisiquiera a cuidar el lugar en la fila ni siquiera a sentarnos si bien habia asientos pero eran muy pocos, mas de alguna madre pasada en revoluciones que vestia de traje azul que la comida chatarra habia hecho estragos en ella, en fin camine creo que unos 20 vueltas por los mismo pasillos en donde no habia ningun niño era por las encargadas tenian como requisito esperar a que llegaran tres o mas niños y luego comenzar pero cuando llegaban los necesarios no aperencia por ejemplo magos y peluqueria tarot, bueno en fin, algo no andaba bien con esto me pregunte porque el dinero y comence a descubrir la argucia publicitaria todo era un biombo que caia sin control el objetivo no es otro engañar a las familias haciendo parecer un jugo como lo que de verdad es un gigantesco palacio del consumismo…mi opinion estos lugares deben tener regulación, y por tu mental lleva a los niños a jugar al parque juntante con ellos al aire libre y no en este sucucho de mala muerte.

roberto vlastelica

Un espacio como ese realmente refleja una cruda realidad, pero esta como todas nuestras “realidades” depende de la cultura en que se desarrollan. En esta, hasta el más comunista es burgués, nuestros ideales son de Disney y Mcdonalds, un puñado de excéntricos nos dicen lo que debemos ver como lindo en cada temporada y cuanto debemos pagarles por ello. La mayoría se iría a usa si los llamaran. Si vivimos en un molde, todos queremos conocer la fábrica, al mago de OZ.
Si una raza consumidora de recursos esta gobernando ahora, en pocos años estos niños kidzania recordaran esa ciudad como una bella utopia, ya que su real ciudad va a ser eso pero en medio de un mar estéril de vida. Si atacamos a estos juegos, preguntémonos que ejemplo damos cada uno con nuestra forma de vida individual. I hay alguna verdad en el sistema que a todos nos gusta es que es completamente artificial. La palabra natural es para los anuncios de la tele.
Todo el problema radica en que pensamos siempre que somos una humanidad, pero en realidad somos un conjunto de egos en cuerpos que debemos disfrazar. No nos sentimos hermanos (menos en la capital). Los papás quieren hijos obedientes sin pensar si sus órdenes son sabias. Si tu matrimonio o tu familia es un desastre maquillado como el 90%, ¿Qué se puede pedir a una familia de 10, 20 o 100 millones?. Si la mayoría de las mujeres quieren un buen partido, y los hombres una modelo, ¿le extraña a alguien que los juegos para niños en un mundo desalmado sean ropas con calaveras, Barbies zombies, game cubes de gringos golpeando latinos y negros, y pornografia gratis por Internet. Si estas hasta el cuello de deudas por el auto nuevo, el súper colegio, el sicólogo de cabecera o tu amante. ¿Qué energía te va a quedar para cambiar la situación futura de tus hijos mientras tratas de cumplir lo que a ti mismo te inculcaron?
Seria bonito que solo reclamáramos porque zombiezania es quico y no es virtuoso como nuestra sociedad. Ojala no dejáramos morir 25.000 personas diariamente en el mundo para comer como cerdos en otro continente o fabricar armas. Si no estoy moviéndome para cambiar el mundo con mis actos es porque realmente no me interesa. Ojala un niño de la nueva escuela lea esto y me lo destroce por algo de valor para el mundo, como ya lo están haciendo algunos en youtube. Quizás debamos preguntarnos que tanto derecho tenemos a existir como lo hacemos para luego decirnos cuanto queremos a nuestros hijos.

Imaginen una ciudad gratuita al aire libre en que lo niños construyan sus cosas, ¿Cuánto costaria al gobierno, al barrio? Si no se hacen estas ciudades para cada tipo de niño, aparte de kidzania, la misma comunidad será la culpable de que estos sean el monopolio y de que tristemente tenemos un kidzania por corazón. Si no te gusta que esa ciudad te mienta que educa, se bienvenido a la realidad, esta sociedad te promete lo mismo mientras te domestica para producir y consumir. Se puede aprender mucho de kidinzania si el padre lo ocupa para mostarle a su hijo como funciona “la cosa”. (esperamos tan poco de nuestros hijos que debemos ocultarles todo hasta que sean mayores?)

dfjdjduddygdsgzatgvyhjmik9pon gxrd

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andrea paola galindo perez

que padre esta kidzania esta chingon que buen aeropuerto buenos elebadores

paulette.diazcifuentes

Es ilógico pagar por algo que tu puedes hacer con tu hijo o hija en el parque o en la casa, jugar al cocinero, al periodista, al policía-ladrón, a las profesiones…Pero preguntemos..¿Quienes llevan a sus hijos ahí?
¡Eureka! Son esos padres que prefieren que sus hijos «Jueguen» con otros niños sin interactuar en serio, sin enseñar a pensar el juego, solo jueguen para ganar dinero, jueguen para tener una buena profesión, no piensen, solo ganen dinero en forma obnubilada… No me veo como madre y sería irresponsable de mi parte llevarlo a un lugar donde de aprender NADA HAY, no miento, fui a mundo mágico y a happyland cuando pequeña, pero me aburría rápido pues nada era como leer un libro (Hay alternativa para una nena dopada con ansioliticos para TDAH?) O jugar pelota, pues hasta las muñecas me aburrían, me gustaba cantar jugar al luche, la cuerda, la liga, la reina mora y aprendía en casa a cocinar, el valor de las profesiones y a disfrutar con mi hermano minutos de felicidad, amaba hacerlo…¿Y ahora una empresa privada dice que debo pagar por algo que yo en mi infancia hice gratis?…Me abstengo de tal cosa.

Hector Gabriel Ulloa Ligarius

Hola…leí su columna completa y creo que está siendo atacada por un estado de «crítica inverosímil», de hecho al final menciona a Cuba… mmm creo que extrapolar ese concepto a lo que es Kidzania, para mí gusto es demasiado..

Me imagino que ya ha ido a lugares como Chuck and Cheese , Fantasilandia , Granja Educativa (que de educativa no tiene mucho), etc, etc, etc..

No comparto lo que dice en esta columna y creo que hace demasiadas dobles lecturas..Tal cual lo hace un escritor llamado Trudeau

Guillermo Siña Acuña

Concuerdo contigo. Creo que Kidzania es como esos experimentos que se hacían en islas secretas dónde se levantaban sociedades piloto para ir probando y descartando Tesis. Acá la tesis parece ser que «Consumo y luego existo» es la derivada natural del «pienso luego existo»
De que hay un trasfondo siniestro, nadie me convencerá de lo contrario. Se está mercantilizando el derecho a jugar, asociándolo a estatus sociales y trabajos forzados para poder seguir jugando.
Se les está enseñando de pequeños a nuestros esa frase perturbadora que hemos escuchado tanto de «Cuanto tienes, Cuanto Vales»
No creo que sea la enseñanza que nuestros niños necesitan. Es enseñarles desde pequeños a discriminar y a valorizar todo por la moneda y no por otros valores, que digámoslo, son los verdaderos.
Yo no tengo hijos. Pero de tenerlos, no me gustaría que vivieran esta siniestra experiencia. Me recuerda a la isla del Dr. Moreau. Isla dónde entraban personas y salían monstruos. En este caso, la idea es que entren niños, y salgan capitalistas, mercantilistas; Capaces de todo por el dinero y todo lo que representa.

Hitler hacía algo parecido con las juventudes Hitlerianas. Esto, tomarlos de pequeños y formar su cerebro e ideas a imagen y semejanza de una ideología que lo único que hizo fue aberrar la idea de humanidad.

Ivan Silva

Hey usted no tiene derecho a criticar KidZania de esa forma, no todos son huevones y constructivos como usted, soy un niño y me gusto mi visita a kidZania así que su «constructividad» hasta ahí nomás llego.
Piense mejor, perra.

((((a))))

bueno putos sus hijos de todo el mundo son muy putos

((((a))))

y el niño o señor que me esta ablando es un huevon de cara de caca y kidzania es el lugar mas aburido

    ((((a))))

    es un puto de caca stiarcol y un maricon perdido y kidzania es muy pero muy aburrido

Esteban Diddo

Esto es criticar por criticar. Realmente buscarle el lado «capitalista» a Kidzania es buscarle la quinta pata al gato. Vetemos entonces La Gran Capital, el paco ladron y la gran mayoria de los juegos de consola, además de un millón de cosas más!!.

sandra

kidzania es el mejo de todo el mundo y es precioso

valeska andrea flores contreras

YO SIN HABER IDO O LLEVADO A MIS HIJOS, TAMBIEN PIENSO QUE UN LUGAR QUE SE PROMUEVE COMO ENTRENCION PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES, NO SEA TAL CUAL , SI NO QUE REPRESENTA MAS EL CONSUMISMO QUE DIARIAMENTE TENEMOS A NUESTRO ALREDEDOR.. CONVENGO CON LA OPINION DE MARIA INES DE NO APLAUDIR CIERTOS LUGARES QUE HACEN PERDER LO MAS LINDO DE LA NIÑEZ , QUE ES SOÑAR UN MUNDO MEJOR QUE EL QUE TENEMOS

paula sofia torres bascuna

si tienes razon

    y8gufuyrghfvre

    kidzania es un lugar donde los niños no pueden tener imaginaron alguna porque les da una vicion errónea de el futuro y presente que enfrentamos día a día los países de menos recursos

NOEMI GUTIERREZ

DONDE ES ESO????

Karla Lilián

ayer fuy a kidzania y le robaron su bolsa a mi mamá

martina lusiana juagardo ramirez

yo mañana voy estoy muy emosionada espero que todo salga vien y voy a ser caravinera para sacarle un parte a mi compañero

igroca2005

quiero ser parte de kidsania

Adrián Suárez

Hola, en México, que es donde nace Kidzania si existe algo lo que hechas de menos en Chile, se tiene un congreso formado por niños, se recicla basura. Se tiene luz del día. Y existe un programa para que niños de bajos recursos (400 mil al año) vayan por un costo de un dolar.
Sin duda queda mucho por mejorar pero creo que este centro es una buena idea.

miguel

NOOOOOOOOOO en lo absoluto no debería existir este tipo de cosas pero como en que están pensando estos tipos que crearon esto fomentar el consumismo y el capitazmo comoooooo no tine ningún tipo de enseñanza al contrario es horrible yo estube trabajando hay te pasan libretos con muchos protocolos ridiculos pero comoooooooo le llaman ha esto enseñanza ademas esta lleno de actores y sobre todos empresarios con publicidad y dinero comooo es posible esto y toda esa suciedad con 0% de Valores para un niño chaoooooooooooo.