No solo es cerebro. Es cerebro y todo lo demás

Las aristas del aprendizaje son complejas y por ello irreductibles. En el aprendizaje subyacen «elementos» que están fuera del cerebro y a la vez incluidos en él. Por ejemplo, la osteocalcina (del hueso), la leptina (tejido adiposo), BDNF (del tejido muscular)… entre otros estímulos modifica regiones muy específicas del cerebro y éste modifica regiones muy específicas del resto del cuerpo.

Similarmente, la neurogénesis hipocampal, fundamental en la formación de memorias y de construcción de futuros (imaginación) depende de las memorias transgeneracionales transmitidas verticalmente tanto por la madre como por el padre (ej, miRNAs, células madre. etc.), en una argamasa de relaciones bidireccionales que hacen muy compleja la mirada. Con esto solo quiero señalar que, desde mi vereda (deformada por mi pobre historia) seguir hablando del cerebro fuera de su contexto de relaciones espacio temporales, inserto en un ambioma particular y dinámico, deja al cerebro desprovisto de los elementos evolutivos que permiten reconocerlo como un complejo órgano emergente. Sin polemizar, creo que el aforismo de Francisco Mora (Intentar enseñar sin conocer cómo funciona el cerebro pronto será como diseñar un guante sin nunca antes haber visto una mano), debería a lo menos ser matizado. Lo mismo que con el aforismo de Ramón y Cajal «Todo ser humano, si se lo propone, puede ser su propio cerebro». Esto último deja en la persona toda la responsabilidad de sus fracasos, cosa que a mis ojos, desde una perspectiva biopsicosocial es incorrecta. En concreto…

Creo que muchas frases «marketeras» son a lo menos desafortunadas. Quizá en el afán de simplificar se cae en el error. Los seres vivos somos sistemas complejos, por ello irreductibles. Intentar explicar todo desde un solo nodo del sistema impide apreciar la belleza de la evolución tanto en lo que respecto a lo estructural, a lo funcional, a a lo social, lo transgeneracional… Corremos el riesgo de caer en una miopía operacional y conceptual.

Las aristas del aprendizaje son complejas y por ello irreductibles. En el aprendizaje subyacen "elementos" que están fuera del cerebro y a la vez incluidos en él.