El Papa Francisco tenía el hábito de tocar temas conflictivos y que tradicionalmente son considerados como patrimonio de la izquierda o de los progresistas, incluso de los difamados Woke. Por ejemplo, su defensa de los derechos humanos y sociales de: migrantes, pueblos originarios, las minorías y los discriminados. Su visión de una Iglesia que acoge a quienes se sienten y son excluidos, como los divorciados y homosexuales y finalmente su claro compromiso por la protección del medio ambiente.
Pero, el Papa Francisco no es el primero que escuchó a los científicos, su antecesor Juan Pablo II, también lo hizo:
La lucha por el medio ambiente de Francisco
Que el cardenal jesuita Jorge Mario Bergoglio seleccionara el nombre Francisco para su papado fue en honor de Francisco de Asís “el hombre de la pobreza, de la paz y que ama la creación” marcando una declaración de principios y dijo: “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres”. Además, con una clara vocación por el medio ambiente.
Su preocupación con el medio ambiente quedó clara en su encíclica en 2015 “Laudato”. En ella, el Papa Francisco invita a un diálogo global sobre la problemática ecológica y la crisis ambiental, basado en la fe cristiana y el respeto a la Naturaleza. En ella trata a la Tierra como nuestra “Casa Común” que también es como una hermana que nos gobierna y sustenta. Una hermana que clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso por haber crecido creyendo que éramos sus propietarios y dominadores autorizados a expoliarla. Por eso, entre los pobres, abandonados y maltratados, está nuestro oprimido y devastado planeta. Hemos olvidado que nosotros mismos somos resultado de procesos naturales. Nuestro cuerpo está constituido por los mismos elementos que forman el planeta, su delgada y frágil atmosfera nos da el aire que respiramos y su agua nos vivifica y restaura.
Aquí critica a quienes bajo la excusa de realismo y pragmatismo, se burlan de las preocupaciones por el medio ambiente. También a los de actitud pasiva y que no toman la decisión de cambiar sus hábitos y viven a merced de un consumismo sin ética y sin sentido social ni ambiental. Proponiendo reconciliarse y buscar una sana relación con la Naturaleza
Muchos científicos y activistas climáticos reclamaban su voz moral y transversal con la capacidad de tocar y movilizar conciencias más allá del ámbito técnico o político
Una encíclica que surge en pleno auge del negacionismo y la confusión sobre el calentamiento global creada por empresarios temeroso de perder sus grandes beneficios. En ella el Papa Francisco se alinea con los científicos al hablar del deterioro ambiental, del papel del ser humano en esta destrucción y de la necesidad urgente de actuar pronto.
En su exhortación apostólica “Laudate Deum” del 2023, en la que debido a nueva evidencia científica pone al día el diagnóstico y eleva la “crisis climática” a “emergencia climática” destacando que es el principal desafío que enfrentamos como sociedad. Y no se limitó a solo alertar: cargó contra la falta de ambición de los gobiernos, criticó el estancamiento del multilateralismo y propuso nuevas formas de toma de decisiones más democráticas y vinculantes.
La sintonía del Papa Francisco con los científicos y ambientalistas ha sido, quizás, uno de los gestos más disruptivos. En un contexto en que los populismos conservadores y negacionistas climáticos han ideologizado el tema y sembrado dudas sobre la veracidad del cambio climático por acción humana. Quienes frenan y obstaculizan cualquier medida necesaria para mitigar los efectos del cambio climático producido por el calentamiento global.
Muchos científicos y activistas climáticos reclamaban su voz moral y transversal con la capacidad de tocar y movilizar conciencias más allá del ámbito técnico o político.
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