Reconectando con la Naturaleza
Cuando se sale de vacaciones o en fines de semana largos se suele hacer una breve migración a la playa o ir a sitios que permiten disfrutar y descansar junto a la naturaleza. También, quienes practican deporte los fines de semana, lo hacen en un parque o en algún cerro cercano, etc.
Tampoco es extraño quedar extasiado al contemplar una puesta de Sol, un imponente glaciar, el desierto florido o simplemente mirando un arcoíris después de una lluvia. Es decir, instintivamente los seres humanos buscan reconectarse con la Naturaleza, un vínculo que se fue olvidando cuando comenzamos a vivir en ciudades que nos alejaron y desvincularon del medio natural.
La vida en la Tierra sería imposible sin una serie de características de nuestro planeta, como son su tamaño, distancia con respecto al Sol, un satélite con las características de la Luna, placas tectónicas en lento y constante movimiento, un núcleo metálico, etc. Las plantas hicieron su parte al alterar la composición atmosférica y hacerla más apta y favorecer el efecto invernadero que permitió, por millones de años, tener un clima estable con estaciones bien definidas.
Algunos de los que leemos estas columnas disfrutamos de niños con alguna película de Jacques Cousteau donde aprendimos sobre la vida marina o leímos la enciclopedia “Fauna” de Félix Rodríguez de la Fuente, que describía la vida y características de infinidad de especies en África, Asía, América, Europa y Oceanía. También nos maravillamos con más de un documental sobre el mundo natural de David Attenborough que divulgaban e ilustraban sobre las interrelaciones que existen entre todos los seres vivos. Estos famosos divulgadores medioambientales tuvieron el importante papel de enseñar, desde una perspectiva científica y de forma didáctica, las maravillas de la naturaleza y la evolución.
Aprendimos que la vida en la Tierra surgió hace unos 4.500 millones de años y con ella comienza el maravilloso proceso de la Evolución. Que, partiendo con simples seres microscópicos, poblaron el planeta con miles de millones de especies, evidenciando que todos los seres vivos tienen algún grado de parentesco, incluido el homo sapiens.
Especies que fueron construyendo una malla de interdependencias, desde insectos con plantas, presas con depredadores y plantas con herbívoros y estos con los carnívoros. Estas interrelaciones permitieron que la vida prosperara y perdurara en delicados equilibrios y de la cual nosotros, los seres humanos, somos su más reciente fruto. Se estima que llevamos apenas unos 200.000 años sobre el planeta, es decir, somos unos recién llegados.
Esforzándonos por cumplir la regla de la extinción
Las especies no son eternas y tarde o temprano se extinguen, sea por su incapacidad de adaptación o por algún evento catastrófico. Se calcula que cerca del 99,9 % de las especies multicelulares, que alguna vez habitaron el planeta, hoy no existen. Hecho que justifica el siguiente pensamiento de Carl Sagan (1934/1996): “La extinción es la regla, la supervivencia es la excepción”.
El ser humano busca reconectarse con la Naturaleza, pero al mismo tiempo la destruye, atentando contra su propia existencia
El consenso científico es que la principal causa del cambio del paisaje en la superficie terrestre y la extinción de muchos animales y plantas es la acción humana, sea por cacería o sobreexplotación y destrucción del medio ambiente. Por ejemplo, una forma de seguir la migración de nuestra especie, desde que abandona el continente africano, es analizando la extinción de la megafauna. Donde llegaban los humanos, coincidía que al poco tiempo, desaparecían los grandes animales, con seguridad era por matar más animales de los necesarios para alimentarnos y vestirnos, por ejemplo, asustar con tambores y antorchas a toda una manada de grandes mamíferos y causar que cayeran todos por un barranco, pero, solo nos bastaba un par para cubrir nuestras necesidades.
El ser humano no ha sido el único responsable de las grandes extinciones. Se ha encontrado evidencia que hablan de cinco extinciones masivas y todas por catástrofes naturales:
En la actualidad estamos enfrentando la sexta extinción masiva, que a diferencia de las anteriores, es provocada por un mamífero bípedo, desnudo y de cabeza grande, el Homo sapiens, cuya actividad más perversa es alterar negativamente el medio ambiente al deteriorar la tierra, el mar y el aire y lo hace:
Pero, no solo hemos extinto una gran cantidad de seres vivos, la evidencia demuestra que el ser humano, al degradar el medioambiente y romper los delicados equilibrios naturales, pareciera que está haciendo su mayor esfuerzo para cumplir la regla enunciada por Carl Sagan y busca su propia extinción. Y la causa es simple, privilegia la ganancia económica y la pone por encima del bienestar humano y natural, es decir, debido a una avaricia destructiva y suicida ponemos en grave riesgo nuestra existencia como especie.
Por lo expresado hasta ahora, resulta paradójico y absurdo que el ser humano, siempre que puede, busca reconectarse con la Naturaleza, pero y al mismo tiempo no duda en destruirla por dinero, sin considerar que se daña a sí mismo.
Para terminar voy a recurrir a otro pensamiento de Carl Sagan, quien para explicar nuestra dependencia y conexión con la Naturaleza y el Universo lo hace diciendo que cada vez que nos maravillamos observando las estrellas “Somos el Universo contemplándose a sí mismo”.
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