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Desde Estados Unidos con amor: Franco Parisi

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Franco Parisi es el ejemplo perfecto de cómo el populismo digital se ha convertido en un producto exportable, empaquetado y listo para consumo masivo. Vive en Estados Unidos, lejos de las calles de Chile, de los hospitales públicos colapsados, de la educación mediocre, de las calles peligrosas y del transporte abarrotado. Desde su burbuja en Alabama nos dice cómo resolver los problemas de Chile, sin tener contacto real con la gente, sin caminar las poblaciones ni hablar con las víctimas de la delincuencia que tanto menciona en sus discursos. Su conexión con el país es meramente virtual, construida a través de transmisiones en vivo, videos de YouTube y frases efectistas. Aparece únicamente cuando se acercan las elecciones, cuando hay dinero de reembolso de campañas de por medio, y cuando necesita reactivar su marca política.

Su discurso es simple, directo y peligroso: promete acabar con la delincuencia de un plumazo, aplicar la lógica de “cárcel o bala”, construir cárceles barco y reducir el Estado a su mínima expresión para convertirlo en un simple socio estratégico. Como él mismo dice en su programa de gobierno: “Los delincuentes más peligrosos los vamos a enviar a cárceles barco, alejadas de los centros urbanos, para garantizar seguridad y disminuir el hacinamiento”. Todo suena bien en un eslogan, pero detrás no hay planes serios, ni estudios técnicos, ni equipos de trabajo consolidados. Gobernar no es un reality show ni una transmisión por streaming: requiere un conocimiento profundo de la realidad nacional, algo que Parisi no tiene ni parece buscar.

Aquí radica el problema central de su propuesta de seguridad: reduce la delincuencia a la represión, sin considerar que es un fenómeno complejo que requiere un enfoque integral: represión con objetivos claros, reinserción efectiva de quienes han cumplido condena y políticas de prevención social que corten el ciclo de violencia desde la raíz. Solo así se pueden generar soluciones sostenibles y no meros titulares que buscan likes.

Parisi se presenta como un outsider, como el que viene a combatir a “la casta política”, pero la historia es otra. Su estrategia ha sido siempre capitalizar el descontento de la gente para negociar políticamente después. Ya en 2021, sus votos terminaron favoreciendo a la extrema derecha, y no sería extraño que repita el mismo libreto. Así, su discurso anticasta termina siendo funcional a los mismos intereses que dice combatir. Populismo en estado puro: la promesa de que alguien de afuera puede solucionar mágicamente lo que otros no han podido, aunque en el fondo solo busque posicionarse y transar con el mejor postor.

Y no es que el resto de la oferta electoral sea muy alentadora. Estas elecciones muestran una alarmante pobreza de propuestas. De un lado, los populistas de extrema derecha como Parisi, Kaiser y Kast, con recetas simples y peligrosas. Del otro, una izquierda representada por Jannette Jara y el Partido Comunista, que intenta maquillarse de moderada pero sigue anclada a un pensamiento de mediados del siglo pasado. La política chilena parece un menú donde solo se puede elegir entre el populismo efectista y el dogmatismo rancio.

Lo más grave es que todos ellos —de izquierda, derecha y centro digital— tratan los problemas reales del país como si fueran un tweet: pensiones, vivienda, cultura, salud y el drama de la tercera edad se reducen a frases de campaña, sin compromiso real. Chile necesita soluciones complejas y serias, no videos virales ni transmisiones por redes sociales.

Gobernar no es un reality show ni una transmisión por streaming: requiere un conocimiento profundo de la realidad nacional, algo que Parisi no tiene ni parece buscar

La democracia chilena se degrada cuando permite que candidatos sin arraigo, que no viven ni trabajan en el país, puedan competir en igualdad de condiciones con quienes sí están aquí, luchando día a día. Es una falla del sistema: cualquiera con dinero suficiente puede montar una campaña desde el extranjero y aspirar a dirigir un país que no pisa en años. Incluso puede acceder al reembolso de gastos de campaña, un incentivo financiero que explica por qué algunos candidatos, como Parisi, aparecen únicamente durante elecciones, sin un vínculo real con Chile ni un proyecto serio a largo plazo. Esto revela cómo el sistema permite el populismo oportunista: basta tener recursos y visibilidad digital para competir, sin importar experiencia o compromiso social.

Por eso, en estas elecciones me resulta más fácil imaginar votar por un candidato basado en inteligencia artificial que por un fantasma digital que aparece cada cuatro años. Al menos la IA podría procesar datos, diseñar políticas públicas con evidencia y no prometer cárceles flotantes ni justicia sumaria.

Chile merece algo mejor que Franco Parisi. Merece propuestas serias, no un show de YouTube ni una campaña que se alimenta de la indignación sin ofrecer soluciones. Merece políticos que trabajen en el ámbito digital, pero también que entiendan los problemas de los barrios, que caminen las calles y que se comprometan con el país los 365 días del año, no solo cuando hay un reembolso electoral en juego.

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2 Comentarios

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¿Podrías dar ejemplos de las medidas populistas que propone la gente de derecha?… No incluyo a Parisi, ya que él tiene tendencia a hacer amistad con comunistas como Jadue, según un video que he visto…

También, si pudieras explicar por qué según tú esas medidas populistas de la derecha son simples y peligrosas; peligrosas, digamos ¿para quién o por qué?…

Ya que mencionas soluciones complejas y serias, ¿podrías mencionar algunas?

Un candidato basado en ideas de IA es algo que me he estado cuestionando este último tiempo… Se necesitarían parámetros o ciertos rangos de valor entre los que podrían oscilar ciertas variables, y tengo la posiblemente loca idea de que en general, si hubiera una IA con la suficiente potencia para actuar con cordura y datos veraces, podría hacerlo mejor que un gobierno de izquierda, al menos, y tal vez mejor que uno de derecha, particularmente si tokeniza cada monto que gasta el Estado usando blockchain, porque actualmente el país pierde miles de millones de dólares por ineficiencia del Estado que nadie tiene la mejor idea de dónde hayan ido a parar, precisamente porque cada gasto no se registra con blockchain y así el dinero se pierde de miles de formas… Buen punto ese del “candidato IA”… Tal vez lo hayas citado casi como una broma o una parodia, pero, creo que esa idea no demorará mucho tiempo en resultar cada vez más interesante…

Alexander

Es un excelente análisis . La politica chilena esta por el suelo.