Hace muchos muchos años, en un país muy muy lejano, gobernaba la Concertación de Partidos por la Democracia, compuesta por 17 formaciones políticas, entre las cuales las más importantes eran la Democracia Cristiana, el Partido Socialista, el Partido Por la Democracia y el Partido Radical. Cubrían un arcoíris de centro izquierda donde, a riesgo de ser caricaturescos, la DC ocupaba el espacio más conservador y el PS el espacio más a la izquierda.
En dicho arcoíris, el debate político transcurría sobre la institucionalidad que la naciente democracia debí asumir en lo político, en lo relativo a la mantención o transformación del sistema económico y en los aspectos relativos a la participación social. Con más o menos fuerza, los debates se daban en un sistema en que gobierno y partidos tendían a confluir y donde, muchas veces, las dinámicas propias del devenir de las formaciones políticas comenzaba a ser percibido por quienes estaban en el gobierno como insuficiente en su capacidad de propuesta técnica y en otras ocasiones, como carente de la perspectiva necesaria para dar el gran salto que el país requería para ser desarrollado al cumplir doscientos años.
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cronopioaustral
Qué cierto lo que escribes, Felipe. Y qué lejos, en muchos sentidos, de la horizontalidad fundacional, del aporte desinteresado de muchísimos, de la suma por sumar nomás, por llevar a delante un proyecto lleno de sentido. Me acordé de la granja de los animales, de Orwell, y esa leyenda en la pared que decía «todos los animales son iguales, pero hay unos más iguales que otros».
Que no nos pase que, por ser más iguales que otros, nos quedemos solos en el cuento.
juvaru
Si bien es cierto, es interesante la correlaciòn de ideas en cuanto a que el tecnicismo per se es nocivo para la construcción de un nuevo ethos que dé sentido a la concertación, me resulta mucho mas honesto considerar que ese exceso de tecnicismo pudo haber tenido un contrapeso mucho mas eficaz en una agenda política de mayor calibre y que, a mi juicio terminó siendo conservadora y complaciente con los resultados,especialmente en el último gobierno. Parto de mi propia convicción en cuanto a que el tecnicismo no es , en ningún caso, un debilitador del colectivo, en cuanto el liderazgo político tenga una carta clara de navegación. Los liderazgos bien definidos saben poner límites y determinar los ámbitos de influencia que no afecten los itinerarios políticos. No creo que Expansiva sea, en caso alguno, un caballo de troya, antes bien, pienso que hicieron falta muchos mas Think Thank de este calibre que aportaran la necesaria mirada técnica a las políticas públicas. Sospecho que la contraparte a los «Expansiva» o, mas bien, detractores de estos equinos amenazadores, tiene que ver mas con «terceristas», «nuevas vías», «chascones» y cuanto saltimbanqui de tribu interna surgió para resguardar su metro cuadrado de poder. El pecado de Expansiva es justamente no ser nada de ellos y no ser motejable con ninguna de estas etiquetas. He ahí tal vez uno de sus «pecados imperdonables». El ethos o el sueño colectivo empezó a caer en «hibernación» cuando el liderazgo político no tuvo la fuerza de hacer una reforma tributaria de verdad que redujera la escandalosa distribución del ingreso en Chile ( a mi juicio nuestro gran problema estructural) o cuando no se tuvo la cohesión y la potencia necesaria (teniendo las mayorías parlamentarias) para haber modificado, vía reforma constitucional, el escandoloso royalti minero que en nuestro Chile raya en lo absurdo. Percibo que por esos lados estaban encubiertos los verdaderos caballos de Troya.
wenukura
Profundizaría en el tema de la omisión de otros grupos de contrapeso que propone Julio Valenzuela, la cancha, la pelota y las camisetas quedaron para los que quisieron hacer su juego. Creo que expansiva fue un grupo que al menos tuvo el mérito de autoorganizarse para tener la gravitancia suficiente para gritar desde fuera y decir «hay equipo» y luego entrar. Aún así me parece que ĺos males que argumenta Felipe son propios de cuando la intelectocracia se deja estar y sin darse cuenta y sin hacerlo mal en un instante está knockout … como Mike Tyson perdiendo ante Bastard Douglas, la U perdiendo ante colo colo o Lautaro victorioso sobre valdivia que falla en la batlla final por celebrar antes de tiempo, … el punto es que la caída siempre es un hecho posible … perdiste 200 mil votos que antes te pertenecían, pero aún faltan 3 millones que no quieren nada con nadie …. ahí está el principal error político de la concertación.
donguillou
Concuerdo con Julio en cuanto a la necesidad de un contrapeso político de los denominados técnicos, y es más, creo que no solamente se hace necesario un contrapeso, sino una subordinación al poder político. La Concertación comenzó a gobernar con el ojo del un Gran Hermano -que no tenia nada de grande ni tampoco de hermano- que vigilaba e imponía esta visión tecnocrática, disfrazada de racionalidad, y que se alimentaba del desprestigio de la política, públicamente acusada de las calamidades del pasado… el problema es que esta visión típicamente derechista, que hoy toma la forma discursiva de la «eficiencia en la gestión», se hizo parte de la Concertación, no como un caballo de troya, sino como Frankenstein. La técnica, la herramienta, se reveló contra el ser que la creo (o que la acogió) y emancipado de su condición de útil, tomó vida propia.
pablo-guzman-porras
Excelente análisis. Precisamente responde la gran pregunta del alejamiento de la estructura del poder de la Concertación con los sueños y espacios de creación que en su origen tuvo. Era fácil unirnos en contra de la Dictadura.. Se abría con su salida el espacio para soñar. Sin embargo, en lo concreto, el proceso fue generando esta superestructura constreñida a lo económico, alejándose de la visión ética y creadora. La muerte de las ideologías creo fue uno de los legados más perversos de la dictadura, que nos heredó un esquema pragmático y economicista, sin generar espacios de crear pensamientos de qué hacer con la libertad, más allá de la economía, pretendiendo responder al pueblo bajo el simple paradigma económico. Darle cosas a la gente. Dar acceso a más cosas y a más aún. La cultura real, que la vemos en los malls, es ser desde lo que compro, tema muy antiguamente superado, pero que acá, nuestra sociedad involucionó hacia sólo eso.