La Ilustración (siglos XVII y XVIII), fue un periodo prodigioso donde la razón se erigió como faro de la humanidad legándonos los principios fundacionales de la democracia moderna: soberanía popular, separación de poderes, derechos fundamentales y libertad de expresión. Su promesa era simple y poderosa: el conocimiento libera, la verdad protege, la razón construye. A la luz de esas promesas, Chile consagró su Independencia en 1818.
Sin embargo, en pleno siglo XXI, ese legado parece tambalear por la ofensiva ultraderechista que, lejos de expandir el saber y la cooperación, usan las herramientas digitales para desinformar, dividir y degradar el debate democrático, colonizando las redes sociales.
La esfera digital, epicentro de la conversación democrática, la han convertido en terreno fértil para una nueva forma de oscurantismo medievalista, como en los mil años medievales en que se socavó el conocimiento y el progreso ‒de allí su calificación de oscurantista‒ en aras de un absolutismo ideológica. Medievalista, la ultraderecha despliega una cruzada contra la ciencia, el conocimiento, los derechos y la glorificación de la mentira para instalar una suerte de oscurantismo autoritario medievalista contemporáneo.
A pesar de la tragedia dictatorial cívico-militar (1973-1990), Chile no está inmunizado de esta deriva oscurantista con una ultraderecha en ascenso. Defensora de los crímenes de lesa humanidad, pertenece a la internacional ultrareaccionaria global que asola el sistema democrático en todo Occidente.
Chile tiene dos representantes de esta corriente política, José A. Kast (Partido Republicano de Chile) y Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario). Sus estrategias no son accidentales sino deliberadas al milímetro para manipular la conciencia colectiva a través de la mentira organizada digital: se promueve la ignorancia como método de dominación; como principal presa electoral se busca el miedo a los migrantes estigmatizándolos como delincuentes para imponer la emoción desbordada del miedo y la xenofobia como sustituto de la razón que el temor paraliza. Como todos los tiranos sustentan su poder en difundir el miedo.
La lección es clara: en la coyuntura política actual, la desinformación se ha convertido en la herramienta más eficaz de la ultraderecha para manipular voluntades, socavar el tejido democrático para consagrar un oscurantismo autoritario. No estamos ante un fenómeno comunicacional inocuo, sino ante un dispositivo de poder muy eficiente ‒por la rapidez y la gigantesca masificación que ofrece la Red‒ orientado a destruir el espacio común democrático para vulnerar todos los derechos alcanzados en las últimas décadas. Es decir, una regresión política en toda regla.
De cara a las elecciones presidenciales de diciembre de 2025, Chile debe estar alerta. No podemos permitir que el debate democrático sea secuestrado, otra vez, por el miedo y la mentira difundidas en plataformas ultraderechistas.
No se trata de limitar la libertad de expresión, sino de defenderla de quienes la pervierten para después, en el poder, anularla.
Lo que está en juego no es solo una elección presidencial. Es el alma del proyecto político democrático moderno civilizatorio
La desinformación digital ultraderechista es una agresión brutal contra la conciencia democrática de Chile; es un golpe de Estado permanente contra su democracia.
Lo que está en juego no es solo una elección presidencial. Es el alma del proyecto político democrático moderno civilizatorio. Es la promesa ilustrada de que cada ser humano tiene derecho al conocimiento y al bienestar que debe ofrecer una cada vez mejor democracia.
Frente al avance de la difusión de la ignorancia funcional al poder de ideologías autoritarias, urge en Chile defender la educación, la ciencia y la cultura públicas para el aprendizaje del pensamiento crítico; y dotar más y mejor la política como herramienta articuladora del bien común.
Apremia en Chile, además, aplicar en el universo digital los artículos de su Código Penal, que ya sanciona los discursos de odio, la LGBTIQfobia, la misoginia y la satanización de los derechos laborales, que inundan las redes sociales para sacrificar derechos devastando la convivencia democrática.
Generalmente, las sociedades modernas no colapsan por falta de recursos, sino por la erosión de esa luz que heredamos de la Ilustración, y que debemos siempre cuidar, defender y perfeccionar.
Solo con la defensa inalienable de esa luz que heredamos del Siglo de las Luces, podremos ahora salvarnos del regreso a las sombras del autoritarismo oscurantista medievalista que representan los ultraderechistas Kast-Kaiser.
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urge en Chile defender la educación (de LA MASACRE EN LA QUE LA TIENE UN GOBIERNO DE ULTRA-IZQUIERDA-MARXISTA) la ciencia (ECONÓMICA FORENSE QUE NOS DEBIERA MOSTRAR CÓMO ESTE GOBIERNO DESAPARECE EL DINERO DESFALCANDO AL ESTADO) y la cultura públicas (QUE DEMUESTREN LOS CRÍMENES Y ROBOS ASOCIADOS A LA IZQUIERDA) para el aprendizaje del pensamiento crítico (Y TENER, ASÍ, CLARIDAD SOBRE LO QUE ES UN GOBIERNO DE ULTRA IZQUIERDA TERRORISTO-EMPOBRECEDOR COMPUESTO DE UNA BANDA DE SAQUEADORES) y dotar más y mejor la política como herramienta articuladora del bien común ELIMINANDO LA MAFIA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.””
Gonzalo Vicuña
Tal cual, La desinformación digital ultraderechista es una agresión brutal contra la conciencia democrática de Chile; es un golpe de Estado permanente contra su democracia. Es oscurantismo medieval-digital. Hoy sienten que el PC les está respirando en la nuca. Desesperados con la posibilidad de que Jeanette Jara gane en primera vuelta. Que paradoja ¿no ? El objetivo de la dictadura ha fracasado. Repitamos el fracaso expresa Kaiser. Va a ser difícil. Con el ejercito, carabineros y la Fach traficando cocaina y ketamina, se pasaron a las filas de los delincuentes, no todos claro, y menos mal. Aprendieron de Agusto, del que no se sabe cómo su sueldo de general le permitió dejar una herencia de millones de dólares a sus hijos. Que ahora deben devolver al Estado, 16 millones de dolares robados a los chilenos y chilenas. Las nuevas generaciones definirán el futuro de Chile, ellos están bien informados, la mayoría. Y como dicen los jesuitas la evolución del espiritu y del conocimiento es en espiral; hay retrocesos hacia la ignorancia, pero el conocimiento siempre avanza a la verdad.
                        
abechtold
Excelente! Debemos imponer la razón y la ciencia como algo sagrado, y el que se salga de eso, un buen castigo.
Por lo pronto, a quienes nieguen todas las conclusiones de la economía, debemos ocupar toda la fuerza del Estado para corregirlo….
Si alguien hace cosas como controlar precios, subsidiar actividades deficitarias, etc, a ese hay que desterrarlo.
Podemos partir por ahi, concordamos.