Mercenarismo político

Estimados lectores, les envío mis humildes descargos relativos a comprender muy superficialmente mi análisis político respecto de las elecciones de este período.

Someramente, hagámonos cargo de que el patrón constante, recurrente e incluso repetitivo se centra en el intercambio consciente de los partidos políticos que, al día de hoy, manejan perfectamente los medios de comunicación —y ahora, más fácil todavía— con el mercenarismo de las Big Data y redes sociales, manipulando en gran medida la opinión pública, las encuestas y todo aquello que tenga que ver con la tendencia aguda de lo que yo llamo «la política de los alienados»: personas que íntegramente pueden tener educación superior y otros sin educación técnica, pero que carecen del análisis profundo de los factores.

Yo creo que esto es atribuible a la burbuja informática y al sesgo de información parcializada, impidiendo el contraste de ideas, dejando sin comprender un punto de vista ajeno y, en consecuencia, transformándose en una fácil lapidación crítica a lo distinto. Distinto, por cierto, en la profundidad de las ideas y no en la caricatura que fácilmente se transforma en un autómata blanco de deshumanización.

Esto no es nuevo; Latinoamérica vive, siente y recuerda la Operación Cóndor desde la Guerra Fría, y es ese extensivo elemento el que solo deja de manifiesto lo susceptibles que somos a la dirección impuesta por la superpotencia de turno; nubla con creces el pensamiento crítico y mantiene en el letargo la razón por sobre la reactividad social. En algunos casos, esto se justifica por la memoria colectiva; en otros, solo es un aprovechamiento político de la ingobernabilidad de turno.

sueño, al día de hoy, con un país realmente tolerante en estos tiempos donde la palabra “tolerancia” se vende con publicidad pagada.

Estimadísimos lectores, para terminar, sueño, al día de hoy, con un país realmente tolerante en estos tiempos donde la palabra “tolerancia” se vende con publicidad pagada.

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Guillermo Villarroel

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