Aunque no lo parezca José Mujica es un político. Es más, es el político más importante de Uruguay. No lo parece por dos razones difíciles de encontrar, hoy en día, en los políticos. La primera: Mujica es admirado por gente de distinta tendencia política. La segunda: Mujica vive de manera austera. Tanto en su célebre discurso en Brasil, como en diversas entrevistas y declaraciones, Mujica ha lanzado diversas frases instantáneamente condenadas a la posteridad. “Yo no soy pobre, pobres son los que creen que soy pobre. Tengo pocas cosas, es cierto, las mínimas, pero solo para poder ser rico”; “quiero tener tiempo para dedicarlo a las cosas que me motivan. Y si tuviera muchas cosas tendría que ocuparme de atenderlas y no podría hacer lo que realmente me gusta. Esa es la verdadera libertad, la austeridad, el consumir poco”; “la crisis no es ecológica, es política. El hombre no gobierna hoy, sino que las fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre”; “pobre no es el que tiene poco, sino que verdaderamente pobre es el que necesita infinitamente mucho”, son solo algunas de las reflexiones que nos ha entregado este mandatario, pero, ¿por qué despierta tanta admiración?
Quiero aclarar que comparto el interés y la admiración que José Mujica genera, pero creo que debemos detenernos y reflexionar en las circunstancias que han generado dicha situación. Desgraciadamente, nos hemos acostumbrado al senador en Mercedes-Benz, al diputado con colección de corbatas costosas; al Presidente con casas en la playa. No busco atacar al actual Gobierno; el despilfarro del “buen vivir” alcanza políticos de izquierda, centro y derecha. Nuestro sistema capitalista fomenta exageradamente el consumo y ha forjado una sociedad donde los fines más importantes, parecen ser, la búsqueda de “estatus” y de la acumulación de bienes.
Pareciera que en el mundo privado (mientras sea legal) da lo mismo qué se haga y cómo. No hay problema en que alguien quiera coleccionar Rolls-Royce o tener un baño de oro, ya que se lo ha ganado justamente con su trabajo. Aún más, debemos estar agradecidos como sociedad, de su colección, toda vez que su emprendimiento ha generado miles y miles de trabajos para todos. No pretendo discutir aquí las implicancias de esta forma de pensar el mundo, tampoco quiero tratar las consecuencias económicas de una u otra postura; lo que me interesa es reflexionar, escuetamente, sobre como la lógica del consumo, del lujo y del despilfarro, han pasado a ser lo normal en nuestra vida, y también en la de los políticos.
Recuerdo desde niño haber escuchado historias sobre Jorge Alessandri. Oí que se iba en su auto particular a La Moneda y que él pagaba de su bolsillo la bencina; que no usaba guardia personal; que en los cócteles, para ahorrar, solo había champaña y galletas; que apagaba las luces de los pasillos para no gastar energía, etc. Algunas de estas historias las he podido corroborar (como la del auto y las luces, disponibles en una entrevista a su sobrino Arturo Alessandri Besa en Youtube), otras, las enuncio solo a modo de rumor, sin pretensión alguna de veracidad. En realidad, no me interesa si son o no ciertas, me interesa –y me preocupa- que deberían ser siempre ciertas, no solo en Alessandri, en todo Presidente, en todo político, y – si es posible- en toda persona.
¿En qué momento el lujo dejó de ser un vicio? ¿En qué momento la austeridad dejó de ser una virtud? Vivimos en un mundo donde los recursos son escasos. Para que haya ricos se van a necesitar siempre pobres. ¿Cómo podemos vivir tranquilos en un sistema que supone la pobreza para sostener la riqueza? Ya lo anticipó Nicanor Parra, de manera notablemente genial, al decir “hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona”. De nada sirve ducharse cinco minutos para ahorrar agua cuando se tiene tres casas con grandes jardines que regar. De nada sirve ser socio del Hogar de Cristo mientras se viva en el lujo. De nada sirve la solidaridad cuando el problema es estructural. La solidaridad sirve solo para lavar las conciencias. No planteo una intervención radical del sistema, sé que podría llevar a un colapso económico. Creo necesario comenzar el cambio por uno, desde la conciencia, desde la ética, desde Pepe Mujica.
De nada sirve ducharse cinco minutos para ahorrar agua cuando se tiene tres casas con grandes jardines que regar. De nada sirve ser socio del Hogar de Cristo mientras se viva en el lujo. De nada sirve la solidaridad cuando el problema es estructural.
Sigamos suponiendo (solo para esta columna) que no tiene nada de malo lo que uno haga en el ámbito privado, pero en relación a los políticos, es –o debería ser- diferente. Veo esta diferencia desde dos perspectivas. En primer lugar, el político debería plantearse los problemas que la riqueza indiscriminada puede generar, de igual modo, debería tener un interés superior por el otro, y así vivir en virtud de ello. En segundo lugar, el político, al menos en el desempeño de su cargo, debería honrar la austeridad. Todo se ha normalizado tanto que ya nada nos llama la atención, situaciones del todo discutibles se nos muestran como obviedades. El sistema es así y así funciona. Pero, ¿es realmente necesario que se le pague, con los impuestos de todos, la bencina a los parlamentarios que ganan millones de pesos? ¿No era que lo hacían por su vocación de servicio público? ¿Por qué no pueden usar su auto particular como hacía Alessandri? ¿No sería mejor pagar el Transantiago a la empleada doméstica que cruza toda la ciudad para trabajar por un sueldo, al menos, 15 veces menor? ¿Es necesario que en los cócteles en La Moneda se coma caviar o cualquier exquisitez? Un cargo de elección popular es un trabajo. Los políticos eligen voluntariamente postular a ese trabajo, porque tienen vocación de servicio público, porque les interesa la gente, porque quieren dar su vida para servir a los demás. ¿Cómo puede ser que alguien, preocupado por el otro, vista de seda y coleccione casas en los balnearios más exclusivos del país? Se me ocurren muchos que de verdad quisieron servir a los necesitados y no me los imagino viviendo de esa manera. ¿Alguien se imaginaría al Padre Hurtado o a Ghandi en un 4×4 manejado por un chofer? Insisto, no busco atacar a algún político en particular. Por su conocida carrera empresarial sería fácil que se me acusara de atacar al Presidente Piñera, mas no es así, el despilfarro y el lujo enferman a toda la clase política sin distinción partidista. ¿Lo peor de todo? Ya no es algo malo, es algo normal, para algunos, incluso está bien. Tampoco quiero criticar una situación en particular, proponiendo alguna medida especial, lo del Transantiago es solo un ejemplo. En cambio, creo urgente proponer una forma de pensar y ver las cosas, distinta a la que nos hemos acostumbrado.
Si todos nos preocupáramos realmente del otro, muchas discusiones sobre sistemas políticos o económicos perderían sentido y se volverían redundantes. Es ahí donde preocupa que José Mujica despierte tanta simpatía. Se le ve como un bicho raro. Se espera que el político viva en el barrio alto (sobre todo un Jefe de Gobierno), que conduzca un auto de lujo, que vista trajes elegantes, que cambie el celular año a año como si tuvieran fecha de prescripción. Pepe no hace eso. Pepe es “pobre”. Lo interesante es que Pepe vive así porque así lo quiere, así lo dicta su ética, es una decisión consciente. Obviamente, el que está bien es él y los que estamos mal somos todos nosotros, tanto los que lo admiramos, como aquellos que ven en él un extraño. En otras palabras, si tuviéramos todos la conciencia de José Mujica, no nos llamaría la atención su forma de vivir. Si de verdad nos preocupara la sociedad, viviríamos con menos. Si nos preocupara el otro, viviríamos con menos. Si nos preocupara el medio ambiente, viviríamos con menos. Si digo “hay que ser honesto”, no generaré con mi frase interés alguno, dado que, es algo completamente evidente que no debería llamar la atención, mas si viviera en una sociedad donde todos son deshonestos y la deshonestidad fuera la regla, mi afirmación sí generaría revuelo. José Mujica es una excepción, en circunstancias que debería ser la regla general.
¿Por qué admiramos a Mujica? Porque es lo que queremos ser y no nos atrevemos, porque es el reflejo de nuestras falencias. Por eso no deberíamos admirarlo. Por eso no quiero admirarlo.
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javier hernández
parece que vas a tener que leer el texto de nuevo… dice que no quiere admirarlo porque eso sería aceptar que la actitud de Mujica es anormal y los normales entonces lo admiran pero solo se quedarían en eso, en lugar de tratar de transformar su «anormalidad» en la normalidad
Natalia Ayala Estay
Es casi una forma de autoconvencerse de «no admirarlo»…
Por qué no decir mejor «NO ADMIRO A JOSË MUJICA»???…
Es un ejemplo, sin ser una «obligación» como lo piensa el o la escritora de este foro… Es una parte no común y relevante dentro de la POLITICA (porque trabaja con la «poli»… término griego de población)
Y no en función de lujos, está bien… no es un DON, pero una persona que se la juega por SU PAÍS, SU NACIÓN y su continente sudaméricano como lo hizo en el discurso de la CEA en Chile… es ejemplo de admiración.
Por lo menos para las demás naciones donde tenemos y HEMOS TENIDO payasos en el mando nacional.
La objetividad hay q priorisarla y asumirla como una virtud en estos casos. (mi humilde opinión)
Fabian Vidal Becerra
Parafraseando a Javier Hernandez
«parece que vas a tener que leer el texto de nuevo… dice que no quiere admirarlo porque eso sería aceptar que la actitud de Mujica es anormal y los normales entonces lo admiran pero solo se quedarían en eso, en lugar de tratar de transformar su “anormalidad” en la normalidad»
Saludos
Natalia Ayala Estay
Andrès Tapia.
excelente!!!!. Ojalà los politicos pudiesen leer esta clase de comentarios…………
Luis Carrasco S.
Gracias por tu gran escrito .. No se mucho de politica pero este gran comunicador es capaz de cambiar la forma de ver la vida ….
Mariana Bustamante Muñóz
Rodrigo; Felicitaciones, te irá muy bien en la vida, Sin embargo enmarca tu tremenda reflexión, para que siempre recuerdes la hermosa alma que hoy tienes y la conserves por siempre, me encantaría conocerte, yo tengo a mi hijo menor estudiando en la Unversidad de Rennes, en Francia, Desde ya mis bendiciones para un joven tan Valiente e Inteligente, Rodrigo; Le haces Bien al Universo,- Yo admiro a José Mujica!!
León
La búsqueda de riqueza y estatus es mucho más antigua que el capitalismo; así puede verse, por ejemplo, en Homero y los trágicos griegos. La riqueza no solo se reparte, también se crea, luego: que unos tengan más no implica, siempre, que otros tendrán menos. El problema no es solo cuántos bienes y estatus queremos, sino cuáles son los bienes que queremos y las cualidades cuyo reconocimientos nos orgullecen. Saludos.
Sebastian
Interesante el comentario. Me recordó un video relacionado con el articulo que toca el punto de los griegos (los antiguos) y su economia.
http://www.youtube.com/watch?v=sz82UKHbrWY
Saludos
El Juano
Es cierto, si TODOS y me refiero a TOOOODOS nuestros dirigentes tuviesen una etica similar a la de el Presidente Mujica, este señor no tendria mayor relevancia que la de ser el presidente de otro pais. Pero…..
mariogerardo
Rodrigo: Estoy de acuerdo con tu artículo, espero que muchos políticos y en general todos aprendiéramos algo del Presidente de Uruguay.
Espero que jures pronto ante la Corte Suprema, para que seas abogado y cuando ejerzas, al lado del Título colgado en la pared, pongas también una copia de tu artículo, para que siempre honres tu profesión y no, como colegas tuyos, que han hecho lo contrario.
Marco Canepa
Me quedo con el espíritu ético-moral de este artículo (la oda a la austeridad, la deferencia de no restregar la riqueza en al cara del que tiene menos) y concuerdo totalmente con la noción de que se deben ocupar con austeridad los recursos públicos.
Pero quiero hacer hincapié en una premisa errada sobre la que descansa buena parte del artículo, y que es muy peligrosa, porque suele usarse cuando se quiera fomentar la «lucha de clases»:
NO SE NECESITA QUE HAYAN POBRES PARA QUE EXISTAN RICOS, salvo que estamos hablando sólo desde un punto de vista comparativo estadístico, no absoluto.
Si fuera como se afirma acá, que para que hayan ricos deban haber pobres, la línea de pobreza tendría que estar siempre sobre el 50% de la población: un rico por cada pobre. O incluso más alta, porque cada rico requeriría miles de pobres.
Sin embargo, lo que vemos en Chile son pocos ricos, pocos pobres y gran clase media. Claro, quizás «clase media» en Chile igual significa ser «pobre» desde el punto de vista de un país desarrollado, pero entonces, miremos a los países desarrollados:
En los países desarrollados, un «pobre» es lo que consideraríamos clase media acá, y un «clase media» vive mejor que el 90% de los chilenos. En términos absolutos chilenos, en ese país no hay pobres, por lo tanto, nuevamente queda invalidada la teoría.
Y mirando el polo opuesto, a los países miserables, prácticamente toda la población es pobre (Haití, por ejemplo) sin que se vea que nadie se beneficie de ello. Incluso los «ricos» de Haití no figurarían en ningún listado de Forbes.
Aquí alguien puede decir «Ah! Pero es que Haití es pobre para que Europa o EEUU sea rico!»… pero resulta que esta noción también es paradójica desde el punto de vista global. Casi todos los años, el mundo «crece» económicamente en su conjunto. Si el crecimiento fuera un juego de suma cero, en que para que alguien crezca alguien debe achicarse, entonces la suma total del crecimiento económico global sería siempre cero.
A diferencia de los recursos naturales (que sí son limitados), la economía y riqueza puede crecer indefinidamente. Esto, porque el ser humano transforma el TIEMPO Y TRABAJO en DINERO. Dado que el tiempo siempre avanza y es inagotable, también lo es el crecimiento económico. Y para yo generar dinero con MI tiempo y MI trabajo, no requiero que haya un pobre no haciéndolo.
Sería teóricamente posible que todos fueramos «ricos» si situáramos lo que significa ser rico en un valor absoluto. De hecho, uno podría decir que ya TODOS somos ricos, si nos comparamos con lo que era ser rico 100 años atrás: Hasta un «pobre» chileno tiene agua potable, electricidad, TV, celular y talvez internet, lujos que ni lo reyes tenían en ese entonces.
Sólo se puede hablar de que existen ricos a costa de los pobres desde un punto meramente comparativo-estadístico. ¿Es alguien con dos panes un «rico»?. Si todo el resto tuviese un solo pan y nada más, entonces sí. Pero dudo que hoy en día consideremos que alguien puede llamarse rico por tener dos panes.
No me imagino ningún sistema económico o visión de vida en que las diferencias inherentes a los seres humanos no provocara esa comparación. Ser más alto, tener una novia más bonita, jugar mejor a la pelota, cualquier cosa que te hiciera destacar te haría automáticamente rico.
Por lo tanto, debo asumir que se está hablando aquí de riqueza en términos absolutos (estándar de vida) y para este criterio, el argumento de que para que hayan ricos deben haber pobres es falso.
Florencia Magne
Los chilenos les llama mucho la atención lo que pasa con Mujica, pero no saben que mucho de lo que es el Pepe tiene que ver con nuestra cultura, de como es el Uruguay y la izquierda uruguaya. A modo de ejemplo hay un senador del MPP que es doctor, de una región que queda un poco lejos de mdeo, flores. El opera y ejerce gratis en su región de origen. Y cosas asi hay muchas. Pero ante todo tiene que ver con algo cultural, en Uruguay no esta bueno mostrar lo que tenes, gracias a Batlles, a EEUU le ha costado mucho entrar en Uruguay y no tenemos una cultura de mostrar que tenemos, de decir cuanto gastamos, de que en cuanto algo se rompe, tirarlo. No, el uruguayo no muestra, ahorra, y por suerte aun, todos se creen de clase media (incluso los que tienen mucha plata) nadie aspira a ser ABC1, es mas ni se conoce ese termino. En los últimos años lamentablemente el consumismo ha entrado, pero en relacion a Chile es algo mucho menor y aun tenemos la costumbre de arreglar las cosas, ¿porque cambiar de auto, si el que tenes aun te sirve y esta bueno? ¿porque comprarte mas remeras de las que podes usar? Eso es de rico y ser rico en Uruguay no esta bueno, porque si sos rico es porque cagaste a alguien, es porque ganaste tu plata negreando, explotando a alguien mas.
Lamentablemente en Chile, la publicidad, el sistema político, los medios de prensa, la sociedad en su conjunto, promueve un consumismo salvaje que se transpasa a todos, y eso se ve reflejado en como actua el Gobierno, y los partidos politicos.
Y cuando el consumismo entra, pff mamita es un bicho imposible de erradicar.
Creo que una parte de los problemas de Chile, pasa porque mira mucho a EEUU.
Melanie
Pero que bonito!!! Vamo arriva con la verdad!!!
MMMMMM NO
fome tu wea..
Andrés Pinto
Todo esto tiene que ver con una mirada diferente de hacer las cosas. Principalmente con una corriente llamada «Decrecimiento». Para el que tenga tiempo (otro bien escaso por estos días) dEjo una Charlña del profesor Taibo que habla del tema de una manera exponencial.
Eileen Kruger
No quiero un presidente como Pepe Mujica. Quiero un vecino, un compañero de pega, un amigo, un vendedor, un empresario, un profesor, un alcalde.. quiero ser yo misma capaz de preocuparme por el resto y vivir con poco. Si todos tratáramos de vivir de acuerdo a ese principio, el vecino no ensuciaría mi vereda, el vendedor cobraría precios justos, y yo encontraría justo pagarlos, el profesor educaría niños y jóvenes éticos y en igualdad, el alcalde contrataría a las personas mejor capacitadas en su municipalidad, y no a los primos y amigos.. el empresario pagaría sueldos dignos y dignificantes a sus trabajadores…
Excelente columna Rodrigo.. mucho para reflexionar.
Osvaldo Acosta Lobos
Tú análisis crítico me parece tremendamente lúcido.
Te agradezco el artículo. Saludos.
Leonardo Mellado
….no quieres, pero finalmente lo admiras, pues porque es auténtico frente a tanta ficción y porque es la verdad dentro de un tarro de mentiras…
Sandra Whisper
Es necesario dejar de culpar al «sistema», a las ideas de esta o esta otra tendencia política, por ahí no se encontrará nunca ninguna solución, el verdadero cambio o revolución nace de adentro, desde uno mismo; por muchos buenos sistemas que se diseñen, jamás funcionarán si las personas siguen con las mismas aspiraciones, codicia, envidia, etc
Jiddu Krishnamurti se refería a esto hace algunas décadas («La Revolución Interna»)
Sandra Whisper
(…o «Revolución Interior»)
Luis Mayor Olivos
Excelente ideario de pensamiento, y comparto la admiración por José Mujica;creo que esto sucede cuando se dejan de lado los valores que son los humanos , ponemos los ojos solo en la acumulación de un solo bien, que es el dinero y sin pensar en como se obtiene ni a quienes perjudicamos o dañamos en esa carrera.- Espero que te vaya muy bien y con tu profesión trates de imponer estos valores, cuya desaparición la asociamos al desarrolo de los pueblos.-
Pablo Benavente
Gran columna estimado, sin perjuicio de ello, creo que hay que destacar a la nacion uruguaya. Es dificil, con la globalizacion existente, en este mundo de estadisticas, -que distorciona la realidad, que convierte el hambre, la delincuencia, el dolor y la frustracion en numeros, en estadisticas,-que exista una nacion que permita que un individuo con estas caracteristicas, sea candidato a la presidencia y mas aun este candidato sea elegido. Yo no tengo dudas que este tipo de personas, con este tipo de cualidades existen, pero otra cosa es que el sistema les permita ingresar en la vida politica, que los medios le den tribuna. Sin perjuicio de ello, sigo admirando a mujica,pero no por su austeridad, sino por vivir sin venganza, tal como el gran Mandela, cuya frente sangra, pero no se inclina. Quiero destacar a la nacion uruguaya por demostrarnos que se puede. Que podemos tener politicos mejores, que tenemos que votar por mejores politicos, tenemos que participar. Saludos
Patricio Lastra
Yo detecto una contradicción en lo que planteas, Rodrigo. Es contradictorio pensar que la solidaridad de nada sirve si el problema es estructural. No lo dices, pero me imagino que la idea va por el lado de que un acto solidario aislado no tiene importancia frente al mundo que parece ir en otra dirección, con otros ‘valores’. Y pegado a ese comentario agregas que es necesario cambiar partiendo por uno. Yo creo que básicamente el cambio es hacia la solidaridad, ese cambio a partir de uno es desde yo-probando-actos-solidarios-con-otros. Por que no vamos a decir que nosotros somos precisamente beatos ni santos. Y si allí en ese pequeño acto-solidario-mio-hacia-otros-en-mi-interés-por-cambiar-yo-para-cambiar-el-mundo no experimento algo valioso, algo que se siente mejor (inclusive) que ser un multimillonario, algo que dan ganas de repetirlo, entonces estamos perdidos. Entonces yo creo que es necesario cambiar partiendo por uno y que en ese sentido la solidaridad como acto es tremendamente válido cuando es libre. Saludos.
Sebastián Fuentes Toro
Pese a leer tu artículo no me pudo ni gustar ni convencer, y no porque este en desacuerdo con tus ideas.
Las razones son varias y de distintas indoles, primero que todo considero que el tipo en si es un modelo a seguir, digno de admiracion y un modelo para enseñar a los mas pequeños para que lo imiten. Por otro lado vivimos en un pais soberanamente estupido, dudo que compartas mi pensamiento pero soy de la conviccion que el respeto debe ganarse, y nuestro pais es para mi la clara demostracion de que la estupides reina, mientras mas estupidos mejor, mientras mejor auto, casa, celular tienes mejor visto eres aunque estes debiendo todo y no puedas pagarlo. Pero me desvie del tema, mi punto es, como en otras culturas y paises lo ideal seria el respeto a los mayores, a la tradicion, sentir orgullo de tus raices y que estas fuesen nuestros modelos a seguir en base a una identidad, pero en este pais tan pobre de todo, lo unico que puedo pensar es gracias a nuestros mayores tenemos malos modelos a seguir,de todo tipo. por ej. una television que no merece ser vista, un sistema politico que no funciona ya que no existe y no tiene representatividad, una identidad nacional que no existe, un culto a nada porque no tenemos nada, no somos nada y no queremos ser nada, ese es el problema que encuentro de tu opinion y la de muchos, porque no querer ser algo mejor, porque no admirar a personas, paises cultos mejores y tratar de asimilarlos y formar algo que nos distinga, pero no, es mas facil seguir en lo mismo toda la vida y que las cosas sigan su curso que llegar a pensar, estoy mal, esto debe cambiar y este es un buen modelo a seguir, el reconocer los errores y darse cuenta que las cosas fallan parece ir en contra de la idiosincracia chilena. aceptar que alguien es mejor, capaz o adecuado para algo y tratar de seguirlo con admiracion parece ser contra el chileno que necesita sentirse superior, y es por eso que el consumismo reina, porque nadie puede aceptar en este pais ser menos algo que otro, y por eso no me agrado tu opinion de porque no admirar a mujica. Simplemente ¿porque no admirarlo y tomar lo bueno que tiene y aplicarlo en ser mejores personas? pero no, admirar a alguien no es de chilenos, ya que en este pais todos somos genios y perfectos y nadie comete errores como para admirara otra persona.