Ingresar
Comentarios
64,100
Columnas
17.520
64,100
17.520
Aunque no lo parezca José Mujica es un político. Es más, es el político más importante de Uruguay. No lo parece por dos razones difíciles de encontrar, hoy en día, en los políticos. La primera: Mujica es admirado por gente de distinta tendencia política. La segunda: Mujica vive de manera austera. Tanto en su célebre discurso en Brasil, como en diversas entrevistas y declaraciones, Mujica ha lanzado diversas frases instantáneamente condenadas a la posteridad. “Yo no soy pobre, pobres son los que creen que soy pobre. Tengo pocas cosas, es cierto, las mínimas, pero solo para poder ser rico”; “quiero tener tiempo para dedicarlo a las cosas que me motivan. Y si tuviera muchas cosas tendría que ocuparme de atenderlas y no podría hacer lo que realmente me gusta. Esa es la verdadera libertad, la austeridad, el consumir poco”; “la crisis no es ecológica, es política. El hombre no gobierna hoy, sino que las fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre”; “pobre no es el que tiene poco, sino que verdaderamente pobre es el que necesita infinitamente mucho”, son solo algunas de las reflexiones que nos ha entregado este mandatario, pero, ¿por qué despierta tanta admiración?
Quiero aclarar que comparto el interés y la admiración que José Mujica genera, pero creo que debemos detenernos y reflexionar en las circunstancias que han generado dicha situación. Desgraciadamente, nos hemos acostumbrado al senador en Mercedes-Benz, al diputado con colección de corbatas costosas; al Presidente con casas en la playa. No busco atacar al actual Gobierno; el despilfarro del “buen vivir” alcanza políticos de izquierda, centro y derecha. Nuestro sistema capitalista fomenta exageradamente el consumo y ha forjado una sociedad donde los fines más importantes, parecen ser, la búsqueda de “estatus” y de la acumulación de bienes.
Pareciera que en el mundo privado (mientras sea legal) da lo mismo qué se haga y cómo. No hay problema en que alguien quiera coleccionar Rolls-Royce o tener un baño de oro, ya que se lo ha ganado justamente con su trabajo. Aún más, debemos estar agradecidos como sociedad, de su colección, toda vez que su emprendimiento ha generado miles y miles de trabajos para todos. No pretendo discutir aquí las implicancias de esta forma de pensar el mundo, tampoco quiero tratar las consecuencias económicas de una u otra postura; lo que me interesa es reflexionar, escuetamente, sobre como la lógica del consumo, del lujo y del despilfarro, han pasado a ser lo normal en nuestra vida, y también en la de los políticos.
Recuerdo desde niño haber escuchado historias sobre Jorge Alessandri. Oí que se iba en su auto particular a La Moneda y que él pagaba de su bolsillo la bencina; que no usaba guardia personal; que en los cócteles, para ahorrar, solo había champaña y galletas; que apagaba las luces de los pasillos para no gastar energía, etc. Algunas de estas historias las he podido corroborar (como la del auto y las luces, disponibles en una entrevista a su sobrino Arturo Alessandri Besa en Youtube), otras, las enuncio solo a modo de rumor, sin pretensión alguna de veracidad. En realidad, no me interesa si son o no ciertas, me interesa –y me preocupa- que deberían ser siempre ciertas, no solo en Alessandri, en todo Presidente, en todo político, y – si es posible- en toda persona.
¿En qué momento el lujo dejó de ser un vicio? ¿En qué momento la austeridad dejó de ser una virtud? Vivimos en un mundo donde los recursos son escasos. Para que haya ricos se van a necesitar siempre pobres. ¿Cómo podemos vivir tranquilos en un sistema que supone la pobreza para sostener la riqueza? Ya lo anticipó Nicanor Parra, de manera notablemente genial, al decir “hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona”. De nada sirve ducharse cinco minutos para ahorrar agua cuando se tiene tres casas con grandes jardines que regar. De nada sirve ser socio del Hogar de Cristo mientras se viva en el lujo. De nada sirve la solidaridad cuando el problema es estructural. La solidaridad sirve solo para lavar las conciencias. No planteo una intervención radical del sistema, sé que podría llevar a un colapso económico. Creo necesario comenzar el cambio por uno, desde la conciencia, desde la ética, desde Pepe Mujica.
De nada sirve ducharse cinco minutos para ahorrar agua cuando se tiene tres casas con grandes jardines que regar. De nada sirve ser socio del Hogar de Cristo mientras se viva en el lujo. De nada sirve la solidaridad cuando el problema es estructural.
Sigamos suponiendo (solo para esta columna) que no tiene nada de malo lo que uno haga en el ámbito privado, pero en relación a los políticos, es –o debería ser- diferente. Veo esta diferencia desde dos perspectivas. En primer lugar, el político debería plantearse los problemas que la riqueza indiscriminada puede generar, de igual modo, debería tener un interés superior por el otro, y así vivir en virtud de ello. En segundo lugar, el político, al menos en el desempeño de su cargo, debería honrar la austeridad. Todo se ha normalizado tanto que ya nada nos llama la atención, situaciones del todo discutibles se nos muestran como obviedades. El sistema es así y así funciona. Pero, ¿es realmente necesario que se le pague, con los impuestos de todos, la bencina a los parlamentarios que ganan millones de pesos? ¿No era que lo hacían por su vocación de servicio público? ¿Por qué no pueden usar su auto particular como hacía Alessandri? ¿No sería mejor pagar el Transantiago a la empleada doméstica que cruza toda la ciudad para trabajar por un sueldo, al menos, 15 veces menor? ¿Es necesario que en los cócteles en La Moneda se coma caviar o cualquier exquisitez? Un cargo de elección popular es un trabajo. Los políticos eligen voluntariamente postular a ese trabajo, porque tienen vocación de servicio público, porque les interesa la gente, porque quieren dar su vida para servir a los demás. ¿Cómo puede ser que alguien, preocupado por el otro, vista de seda y coleccione casas en los balnearios más exclusivos del país? Se me ocurren muchos que de verdad quisieron servir a los necesitados y no me los imagino viviendo de esa manera. ¿Alguien se imaginaría al Padre Hurtado o a Ghandi en un 4×4 manejado por un chofer? Insisto, no busco atacar a algún político en particular. Por su conocida carrera empresarial sería fácil que se me acusara de atacar al Presidente Piñera, mas no es así, el despilfarro y el lujo enferman a toda la clase política sin distinción partidista. ¿Lo peor de todo? Ya no es algo malo, es algo normal, para algunos, incluso está bien. Tampoco quiero criticar una situación en particular, proponiendo alguna medida especial, lo del Transantiago es solo un ejemplo. En cambio, creo urgente proponer una forma de pensar y ver las cosas, distinta a la que nos hemos acostumbrado.
Si todos nos preocupáramos realmente del otro, muchas discusiones sobre sistemas políticos o económicos perderían sentido y se volverían redundantes. Es ahí donde preocupa que José Mujica despierte tanta simpatía. Se le ve como un bicho raro. Se espera que el político viva en el barrio alto (sobre todo un Jefe de Gobierno), que conduzca un auto de lujo, que vista trajes elegantes, que cambie el celular año a año como si tuvieran fecha de prescripción. Pepe no hace eso. Pepe es “pobre”. Lo interesante es que Pepe vive así porque así lo quiere, así lo dicta su ética, es una decisión consciente. Obviamente, el que está bien es él y los que estamos mal somos todos nosotros, tanto los que lo admiramos, como aquellos que ven en él un extraño. En otras palabras, si tuviéramos todos la conciencia de José Mujica, no nos llamaría la atención su forma de vivir. Si de verdad nos preocupara la sociedad, viviríamos con menos. Si nos preocupara el otro, viviríamos con menos. Si nos preocupara el medio ambiente, viviríamos con menos. Si digo “hay que ser honesto”, no generaré con mi frase interés alguno, dado que, es algo completamente evidente que no debería llamar la atención, mas si viviera en una sociedad donde todos son deshonestos y la deshonestidad fuera la regla, mi afirmación sí generaría revuelo. José Mujica es una excepción, en circunstancias que debería ser la regla general.
¿Por qué admiramos a Mujica? Porque es lo que queremos ser y no nos atrevemos, porque es el reflejo de nuestras falencias. Por eso no deberíamos admirarlo. Por eso no quiero admirarlo.
137
235
Ver perfil completo
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
GLORIA ROCIO
Que sabio hombre, si comprendiéramos una mínima parte de su oratoria estariámos haciendo algo para cambiar nuestro mundo.
Lucas Masciotta
No puedo dejar de admirar a José Mujica…. Muy bueno Rodrigo! Felicitaciones desde Buenos Aires!
Daves Batles
Muy buen artículo, de verdad disfruté al leerlo; lo único en lo que no concuerdo es en el hecho de que plantees el cambio sólo a partir de nosotros mismos; si bien esto es necesario, porque mientras permanezcan estas relaciones sociales características del sistema capitalista, se seguirá produciendo y reproduciendo esa manera de concebir las cosas que criticas en tú buen artículo y crítica que comparto absolutamente.
Marcelo Alarcón Hermosilla
Creo que la profesionalización en todo ámbito de cosas, sumado a la pérdida de los ideales o la ausencia de vocación, ha generado que, no sólo los políticos, si no que el común gente le de prioridad a los beneficios personales que tal o cual actividad le reporte, antes que el provecho que esa actividad que le brinde a la sociedad entera. Ahora bien, pienso que los anterior es una realidad común a nuestra época y no a una casta específica de personas.
Edison Maureira
sin embargo no concordo con su concepto de solidaridad, de hecho, lo que él entiende por solidaridad, yo lo llamo caridad. La solidaridad es el sentimiento que debe acompañar el DEBER de vivir con menos, por ejemplo.
HECTOR MANUEL ARELLANO ACUÑA
Excelente comentario. felicitaciones a su autor Rodrigo Alvarez.
Escribe tu nombre
algun dia cambiaremos???
Gonzalo Aquilino Dorado López
Felicidades, así el mundo y la humanidad podríamos encontrar una salida.
A LA HUMANIDAD, POR QUE NO INTENTAR SALVAR EL FUTURO DE NUESTROS HIJOS?.
Juan Parraos
Yo tampoco quiero admirarlo.
Les comparto un audio sobre un informe de cómo viven los senadores en Suecia: http://www.facebook.com/l.php?u=http%3A%2F%2Fwww.wradio.com.co%2Fnoticia%2Faudio-de-un-informe-sobre-el-congreso-en-suecia-en-el-que-cuenta-como-viven-los-senadores-del-pais%2F20120725%2Foir%2F1728611.aspx&h=ZAQEo1ytK
Y acá una entrevista lo confirma: http://www.wradio.com.co/noticia/el-profesor-adjunto-de-la-u-de-lund-mauricio-rojas-se-refiere-a-la-vida-de-los-diputados-en-suecia-a-proposito-del-informe-que-explica-como-se-maneja-el-poder/20120725/oir/1728817.aspx
david.damago
Cuidado con admirar tanto a la fachada de alguien. En Chile el saqueo llegó con cara de democracia. El saqueo se intenta perpetuar con una sonrisa de mujer y pelo rubio oxigenado.
En Uruguay, con todo lo que se quiera decir del señor Mujica, está llevando a cabo lo que en Chile conocemos como el saqueo de los recursos naturales.
El tema de la marihuana, del matrimonio gay, es la cortina perfecta para hacer y deshacer con el pequeño país amigo de Chile.
Lean cuidadosa y atentamente esta interesante columna:
http://www.g80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=17370
La feligresía progresista chilena es tan fácil de domesticar, como con una sonrisa o con un viejito buena onda, al igual que esa señora adicta a los matinales de las poblaciones.
El señor Mujica lanza temas que al capitalismo le importan nada en materia de valores morales, como el matrimonio gay y la despenalización de la marihuana. Es más, incentiva esa circulación del capital tanto en el matrimonio como en el control y administración de la venta y producción de la canabis.
Lo que hace este señor es entregar más temas al manejo del capital, pero la verdad de ese supuesto progresismo de Mujica es lo que está detrás de la cortina gay-marihuana, ¡el saqueo de los recursos naturales en Uruguay!, tal como ocurrió y ocurre en Chile.
Y mientras tanto, acá, el progresista burgués chileno a ese señor le prende velas, siendo que está saqueando Uruguay.
Saludos.
PD: Por cierto esta noticia no aparecerá en los medios masivos, y se incentivará el cariño a Mujica.
PD2: El progresista burgués chileno no entenderá nada de esta columna, porque en Ñuñoa y parte de La Reina y Providencia, esto no es tema, porque están preocupados de la libertad de Manuel…
La Camerata
Necesitamos más PEPES, Hay que identificarlos y elegirlos, ellos serán los encargados de sembrar la semilla transformadora. Ellos con intervenciones pertinentes y oportunas, y sobre todo con su ejemplo serán los llamados a una conciencia nueva y con ribetes de masiva, donde todo no sólo se quede en una sola golondrina que nada distinto a prolongar el invierno y la conciencia de ‘el, sea lo que nos aporte.
Felipe Marín
totalmente de acuerdo ,pero, ¿Por que no pasar de la admiración a la acción?, ¿Por que tenemos que esperar a que los demás tomen la iniciativa?, ¿Por que no ser el primero en hacerlo? el hombre siempre especula con el «que bueno seria..», «que admirable», mientras tanto sigue consumiendo y comprando compulsiva mente esperando que otros cambien, que el mundo cambie, cuando el cambio debe venir de cada uno de nosotros, hay que seguir ejemplos como estos, entendiendo y comprendiendo que la felicidad no esta en tener, esta en SER, ojala el cambio que este mundo necesita, ese cambio que debe venir de cada uno de nosotros venga antes de que ya no haya un mundo que cambiar, un mundo donde vivir y nosotros ancianos ya nos encontremos llorando ante unos nietos reclamándonos por traerlos a un mundo el cual destrozamos.
Mauricio Barriga
Gran columna. Gracias!
Diego Suárez
No es solo una critica a nuestros políticos, es una critica a cada uno de nosotros, nuestros políticos son un reflejo de nuestras fallas como sociedad y como individuos. Obviamente no los defiendo, pero si deja pensar el articulo en cual es nuestro papel en todo esto y que debemos hacer para cambiarlo.
patricia gutierrez
yo creo q’ si los gobiernos de los distintos paises,.fueran como José Mujica pensaran actuaran, fueran consecuentes con lo q’ dicen y hacen esto seria muy distinto….
gerardo atxury r
Buen día señor rodrigo.
Comparto su perspectiva respecto a que si fuéramos mas honestos y mas sencillos seríamos mas libres. Mas felices.
Manuel Vargas
Muy buen artículo, saludos desde Santa Cruz – Bolivia
Azul
Yo no diria «vivir con menos» sino «vivir con lo suficiente» porque aquí, en latinoamerica aun el grueso de la población vive por debajo de lo que llamaríamos un nivel de vida aceptable.
Ralvarezquevedo
Cierto..
Norma Etchecopar
Es mi presidente, y como tal lo respeto.
Buena columna la leido con mucho cuidado y como uruguaya,tengo
mi pensamiento , creo que el Sr. Mujica gobierna, no solo con la
mente, sino también con el corazón.
Ricardo Prieto (@DonLenguita)
Después de leer pacientemente la nota, y todos los comentarios, les quiero decir como Uruguayo, a todos los amigos Chilenos, y a mis compatriotas: Nosotros los que eramos jóvenes en el 60/70 nos mirábamos en el espejo de Chile, de nuestro querido Salvador Allende, de nuestro querido Pablo Neruda, en la UP,
Las venas abiertas de América Latina, Galeano, las describió con toda su maestría, por suerte hoy el camino de nuestra «América La Pobre» al decir de un humorista Uruguayo JESS, va en buen rumbo, su «derrotero» pasa por caminos distintos, pero parecidos, se cruzan y entrelazan, se enriquecen. Así será, no tengo dudas, falta mucho, tampoco tengo dudas, pero cualquier cosa verdadera lleva su tiempo, «Crece desde el pié» como dice la canción de nuestro Alfredo Zitarroza.
Ver perfil completo
doracecilia.suarezisaza
Gracias por compartirlo. Es antes que nada un problema de CONSCIENCIA. Desafortunadamente a esta no la venden en los hipermercados y, me temo que, si lo hicieran, no tendría mucha demanda. Suele olvidarse que aquella se construye desde la familia y los padres parecen no estar muy interesados. A expensas del sistema la inconsciencia nos abruma porque hay otras «cosas» más importantes por las cuales «preocuparnos». En la familia se educa al héroe y al villano, al político honesto y al corrupto. ¿A cuál estamos educando? Es simple, y no es necesario volverse un ermitaño… Eso lo sabe bien el Presidente Mujica y no se trata de admirarlo como usted bien lo dice sino de emularlo y tener «consciencia» política a la hora de elegir a nuestros mandatarios