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Te Deum Evangélico: Del 85% que no se topa con Bachelet en el supermercado

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“Yo me paso encontrando con el 15%. Lo importante es que el 15 es grande, aparentemente. Yo voy al supermercado y digo: me encuentro con el puro 15%”, señalaba la Presidenta, Michelle Bachelet, el día 3 de octubre de 2016, en consejo de gabinete. Más de alguien puede haber encontrado gracioso el comentario, nunca está de más el sentido del humor; menos en situaciones en donde hay un rechazo tan amplio a la labor realizada.

Dicho lo anterior, el panorama, no ha cambiado de manera significativa y, lamentablemente, todos sabemos que llegaría el momento en que la mandataria tendría que encontrarse con el resto de la población. Esa que no se le aparece en el supermercado. Lo vivido en el Te Deum Evangélico, estoy seguro de que quedará registrado como la primera vez que una presidenta abandona el lugar sin despedirse de quienes la recibieron.

Poco antes de ingresar a la Catedral Evangélica de Chile se escucharon algunos gritos, por parte de algunas personas instaladas a las afueras que le gritaron: ¡Asesina! En directa alusión a la ley de aborto. No obstante, la situación más compleja la viviría al interior del templo; lugar en el que tendría que soportar que Eduardo Durán (hijo del Pastor Gobernante de la Catedral y, también, candidato a diputado por Chile Vamos) vapuleara su “legado” en materias valóricas y, adicionalmente, le hiciera un guiño tremendo a Sebastián Piñera, como el candidato presidencial que tendría real sintonía con los evangélicos en Chile.

¿Quién, en su sano juicio, esperaría que una comunidad religiosa, como la iglesia evangélica, aplaudiera la obra valórica realizada por este gobierno y solo actuaran como meros espectadores ante su aparición (como todos los años)? Si alguien tenía esa expectativa, definitivamente pecó de inocente. Los evangélicos, en Chile, representan, aproximadamente, el 20% de la población y la mayor parte de ese grupo no forma parte de ese “15%” que se encuentra, en el supermercado, con la presidenta.

Puede que los representantes del gobierno de turno no crean en Dios y consideren a la Biblia como un libro de ciencia ficción. No obstante, no es la misma visión que tiene la iglesia evangélica, quienes actúan en función de su cosmovisión (postura tan legítima como la que pudiera tener cualquier persona o grupo en el país). Adicionalmente, convengamos que éstos también son ciudadanos, merecen respeto; no tienen ni más ni menos derechos y deberes que cualquier otro chileno.

Lamentablemente, se ha posicionado al pueblo evangélico, en el inconsciente colectivo, al nivel de un grupo extremista (cual Estado Islámico), haciendo un excelente uso de la imagen del Pastor Soto. Una especie de equivalencia entre él y la iglesia evangélica. Claro, si la gente los visualiza como los “típicos canutos”, esos que provenían de un sector marcado por la pobreza y la falta de educación, lo que sea que puedan señalar no será relevante para la opinión pública, una expresión más de la locura a la que nos tienen acostumbrados.

¿Quién, en su sano juicio, esperaría que una comunidad religiosa, como la iglesia evangélica, aplaudiera la obra valórica realizada por este gobierno y solo actuaran como meros espectadores ante su aparición (como todos los años)?

En síntesis, los han dejado como un grupo que no aporta al debate público, que no debe ser considerado, ya que el extremismo religioso es peligroso para una democracia como la que tenemos. ¿Peligroso para quién? ¿Para quienes quieren imponer su agenda valórica? ¿Para quienes tienen intereses que difieren respecto de los que tiene esta iglesia? Es interesante esa lógica, ya que postulan la imagen del pueblo evangélico como el único grupo en el país que persigue sus propios intereses y que busca imponer su posición a todos los chilenos; como si los lobistas del congreso -empresas, organizaciones homosexuales, organizaciones feministas, entre otros- solo fueran a hacer turismo y a tomarse unos cafés con los senadores y diputados. Tremenda falacia, éstos persiguen los mismos objetivos que cualquier otro grupo de interés. Situación que me parece indiscutiblemente legítima (son las reglas del juego), pero eso de venderse como organizaciones desinteresadas que solo persiguen el bien común, nadie lo cree.

La iglesia evangélica de hoy está lejos de ser similar al estereotipo que han intentado remarcar en la opinión pública. En la actualidad, ésta se encuentra conformada por diversos grupos de la sociedad: políticos, empresarios, académicos, profesionales, técnicos; personas de diversos estratos sociales. Un conjunto de personas realmente pluralista, que conoce los procesos de toma de decisión existentes en el país y que está dispuesto a influir en las diversas esferas de poder con el fin de posicionar los valores cristianos y responder al deterioro moral que está viviendo el país.

Los evangélicos son un grupo relevante en la sociedad. Por algo los operadores políticos (de todos los colores) aparecen pidiendo ayuda en las iglesias cuando están en campaña. Esta vez, la mayoría de esa población es parte del 85% que no aprueba la gestión del gobierno. El Te Deum fue solo una primera cucharada del descontento existente, el costo político de tomar decisiones sin respetar acuerdos .

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58 Comentarios

Federico Marx

Primera persona rescatable y con sentido comun que leo en este foro. Seguramente debe ser feliz con su vida, ha salido adelante por su esfuerzo y no le achaca al resto sus frustaciones.

    Samuel_Munoz

    Samuel_Munoz

    No sé si se refiere a mi o a la señorita que me hizo un comentario. Responderé asumiendo el comentario iba dirigido a mi.

    Primero que todo, gracias por su comentario. No sé si el sentido común será algo que poseo (sobre todo, porque es el menos común de todos). Pero si usted lo cree, se lo agradezco.

    Respecto a los supuestos que establece. Personalmente, creo que la felicidad no es una emoción constante, más bien, creo que responde a ciertos momentos. En ese sentido, tengo momentos felices y tristes. Podría decir que soy un agradecido de la vida que tengo.

    Respecto a mis logros. Creo que sin Dios y mi familia, habría sido imposible llegar al punto en el cual me encuentro. Mi esfuerzo ha sido un aporte mínimo en relación a los otros.

    Acerca de mis frustraciones. Vivo en constante aprendizaje. Intento no achacarle a otros lo que vivo (en la mayoría de los casos). Sin embargo, depende de las circunstancias que cada uno vive. Por mi parte, después de diversas vivencias, he aprendido (y sigo haciendo el esfuerzo) por sacar un aprendizaje (y valorar) tanto las cosas malas como las buenas. Todo me ha servido para crecer. Sin los momentos difíciles (en donde uno busca culpables), no habría notado la resiliencia que poseo gracias a Dios.

    Que más puedo decirle. Gracias. Disculpe (si lo evidencia) por pecar de autoreferente o, también, de falsa modestia.

    Saludos.

Fabián Bravo Vega

Fabian Bravo Vega

Muy buena columna, bastante lúcida. Supiste sintetizar gran parte del complejo mundo evangélico sin caer en las típicas naturalizaciones y lugares comunes. Felicitaciones.

    Samuel_Munoz

    Samuel_Munoz

    Gracias por su comentari Fabian.

    Saludos.

Cristian Fuentes

Al parecer el sr. Samuel Muñoz Rozas, sólo aprueba comentarios que se condigan con sus criterios y al parecer bien cargados al mundo evangélico y sobre todo de derecha. Un pequeño atisbo de arrogancia intelectual se desprende de su respuesta a un comentario mío en el que destaco la incapacidad moral de la iglesia evangélica, por supuesto que para predicar se debe tener «moral institucional». En su respuesta afirma usted que desconozco por completo lo que comento. Usted dice que los pastores que gobernaban la iglesia evangélica chilena en el gobierno militar están fallecidos, el sr Durán no lo está. Usted dice que desconozco las razones del Diezmo; esto tiene su génesis en el antiguo testamento y establecidos en él para la manutención de las sinagogas y los sacerdotes judaicos y con estricto apego a la Ley de Moisés y los códigos morales del rey y sacerdote Melquisedec, por lo tanto en la actualidad no se condicen con el abuso que ejercen ciertos «seudo-pastores» con este tema, por lo tanto no desconozco, así como usted lo plantea, el tema ni tampoco desconozco la realidad doctrinal y las disciplinas que se perdieron cuando se produjo la separación pentecostal en el seno de la Iglesia Metodista. Si usted quiere que el debate sea con altura de miras, deje un tanto de lado su cátedra de las alturas y baje al nivel de todos los que comentamos acá. De lo contrario significa que es un foro más, en el que se desinfla el trasfondo de asunto en conversación.

    Samuel_Munoz

    Samuel_Munoz

    Estimado Cristian, suelo tener opinión propia y ésta puede no coincidir con la suya (es parte del intercambio de ideas). Una institución, en sí misma, no tiene la capacidad moral (no tiene como), a menos que los individuos que la componen la posean y quiera representarla por intermedio de ella. Pero como señalo, ninguna organización tiene esa capacidad de manera intrínseca (a eso me refería en la respuesta anterior).

    El Sr. Durán no era pastor en ese entonces. Es más, era un hermano como cualquier otro. Por lo tanto, resposabilizarlo de decisiones sobre la dictadura (que tomaron otros), me parece absurdo.

    Respecto a lo que señala del diezmo, estoy completamente de acuerdo con lo que ahora indica (bien distinto al comentario realizado anteriormente). Obviamente existen personas (pseudo pastores) que hacen un aprovechamiento de eso, pero esto no quiere decir que sea la generalidad.

    Existen pastores que se dedican a tiempo completo al servicio de la iglesia. No tienen remuneración alguna y sus familias deben subsitir. Por lo tanto, tiene todo el sentido del mundo que quienes forman parte de la iglesia apoyen a su pastor (voluntariamente -aunque para quien conoce la biblia, entiende lo obligatorio que es). Los levitas (quienes oficiaban en el tabernáculo) tenían solo la labor de dirigir actvidades del templo, por ende, el diezmo era para su subsistencia.

    Por último, la IMP es solo una fracción de la iglesia chilena. No, necesariamente, representativa del todo.

    Saludos.

pedro cerda urrutia

no tengo esa cantidad de titulos,pero que fue un montaje al estilo udi, hasta un idiota se dio cuenta.

    Samuel_Munoz

    Samuel_Munoz

    No sé que tienen que ver los títulos con el comentario.

    Plop!

    Saludos.

Jose Luis Pizarro Theiler

Los evangélicos son un grupo relevante en la sociedad: ¡Estamos fritos entonces!

    Samuel_Munoz

    Samuel_Munoz

    Si, aproximadamente, 4 millones de personas, te parece poco. No sé que considerarás harto.

    Saludos.

Jose

Estoy totalmente en desacuerdo con tu postura indulgente y complaciente hacia la iglesia evangélica (la versión vista en el último tedeum). Intentas validar su conducta ordinaria y grosera (supuestamente legítima desde la perspectiva de la «libertad de expresión», obviando que era la máxima autoridad del país) a través de una supuesta «cosmovision» que busca hacer del Estado una máquina en donde se dicte lo «bueno» y lo «malo» que pueden hacer los ciudadanos en su vida privada; de acuerdo a los designios de Dios. Con esto no digo que no sea aceptable ni respetable creer en Dios, sino que creer en él no puede implicar, bajo ningún punto de vista, el intento de suprimir las libertades individuales. Leyes cómo estas están consagradas desde hace bastante tiempo en muchos países del mundo (sobre todo en el norte de Europa, ampliamente protestante). Incluso Israel (como paradigma de la divinidad para el mundo evangélico) ha logrado establecerlas sin que ello haya impedido a sus ciudadanos más ortodoxos el libre ejercicio de su fe. Estas leyes están muy lejos de ser una imposición para el mundo cristiano/evangélico; son leyes que solo buscan garantizar la libertad de decidir de todos los ciudadanos (incluida la comunidad evangélica del país). Los evangélicos chilenos deberían pedirle a sus pares del mundo la técnica para ACEPTAR definitivamente que la Iglesia y el Estado son (desde hace mucho) esferas separadas

Saludos

    Samuel_Munoz

    Samuel_Munoz

    Si hay algo que intento validar son los siguientes aspectos:

    – Las autoridades que dirigieron el Te Deum, jamás le faltaron el respeto a la presidenta. Solo hubo una crítica clara a proyectos de ley que la iglesia evangélica, representada por aquellos líderes, no comparte. Adicionalmente, se aprovechó de descartar la idea de «los viejos prejuicios» (comentario hecho por la propia presidenta en alusión a quienes se oponen al matrimonio homosexual).

    – Estamos en una democracia, los evangélicos son ciudadanos como cualquier otro. Por lo tanto, tienen el derecho a expresar sus ideas y perspectivas en el congreso. Así como lo hacen todos los grupos de influencia. Me parece cómico cuando alguien dice que la iglesia intenta imponer su visión, como si los otros grupos no lo hicieran. Así funciona el proceso legislativo chileno. Todas las opiniones deben ser respetadas.

    Respecto a lo que señalas. Eso de «la voluntad de decidir» es una falacia. Lo que un Estado legisla, eso apoya, con eso se compromete, en eso gasta. Entonces, los efectos de esas decisiones no son tan inocentes y amistosos. No tenemos absolutamente nada que pedir. Que la mayoría de las sociedades sucumban a una concepción ideológica no quiere decir que todas deban hacerlo. Menos a la luz de los resultados y las evidencias empíricas. Es cosa de ver los datos que expresan sociedades como EE.UU por ejemplo.

    En fin, bien por el desacuerdo. No escribí la columna para coincidir con todo el mundo.

    Saludos.