#Sociedad

Sobre tipos de familias que vale la pena conocer y replicar

Compartir

Algunas distinciones sobre el concepto de familia

Como todo sistema, la familia está constituida por una estructura (partes o componentes del sistema familiar) y por una organización (relaciones que se establecen entre las partes o componentes de un sistema familiar).

Lo que define a la familia, otorgándole su identidad y valor es fundamentalmente la organización. Por ello, lo que permite todas sus distinciones y clasificaciones esenciales son las relaciones que se establece entre sus partes.

Validar a la familia exclusivamente por su estructura, puede conducir a absurdos tales como, considerar a una familia como disfuncional o anormal, por la falta de una parte o estructura, como por ejemplo, a una familia monoparental, constituida por una madre y un hijo, desde esta mirada estructuralista, le faltarían a lo menos tres estructuras o partes: el padre, el subsistema conyugal y el subsistema parental. Desde la mirada organizacional-relacional, una familia siempre es un todo completo, cualquiera sea su estructura.

Validar la organización además de la estructura, permite comprender que no es la suma de las partes lo que constituye una familia, sino la relación que se establece entre esas partes.

Por tanto, es el tipo de vínculo y relación que se establece en el contexto situado de los ambientes del convivir familiar, el dominio que debe educarse, priorizarse, potenciarse en todo momento en todos los tipos posibles de familias.

Tipos de familias que vale la pena conocer y replicar:

Familias nutritivas o nutricias. Según Virginia Satir,  la madre de la psicología sistémica familiar. Las familia nutricias tienen cuatro características: (a) Son sistemas abiertos recursivamente al mundo, (b) Sus integrantes tienen una buena autoestima familiar, (c) Con pautas relacionales, con normas y por tanto con valores en pro de una convivencia más sanadora y armónica, entre sus integrantes, (d) Existe una comunicación abierta (afectiva-efectiva o explicitadora de la validación u amor hacia los otros integrantes de la familia), cuatro componentes que tienen como resultado, hijos con sentido de pertenencia familiar transferible a futuras nuevas pertenencias familiares entre otras y con una seguridad, también transferible,  construida sobre un verdadero soporte afectivo familiar.

Familias como sistemas de transformación en un convivir amoroso:

La verdadera educación es propia de este tipo de familia, donde se valida en el dominio de las acciones a todos los integrantes del sistema familiar como legítimos otros, validándoles su forma de sentir, de pensar y de hacer diferente, a las propias y a las expectativas de rol asociadas. En estas familias es el amor la emoción que orienta la vida, tienen pautas relacionales ecosistémicas matrízticas, donde prima la cooperación, la confianza, la aceptación y el apoyo mutuo.

Familias con pautas transgeneracionales que mantienen las órdenes del amor:

Según  Bert Hellinger, gestor de la psicología sistémica transgeneracional, considera que las de “órdenes del amor” son pautas vinculares que se mantienen en los sistemas  familiares generación tras generación, en dirección hacia la vida (con todo lo que eso implica en el bienestar integral de la familia y sus integrantes), donde no es necesario amar a los padres, pero si absolutamente imprescindible honrarlos y agradecerles por siempre la vida entregada. El orden del amor se consolida cuando los hijos honran a sus padres, como lo señala el quinto mandamiento, cuando esto no ocurre, se producen desordenes sistémicos en dirección opuesta a la vida (conflictos, patologías emocionales, mentales, físicas o sociales).

Los principales frutos de las órdenes del amor son: (a) El orden de pertenencia al sistema familiar, (b) El orden de jerarquía de los que llegaron a la vida antes que nosotros, sin cuya vida no existiríamos, (c)  El orden compensación entre el dar y el tomar, que es la necesidad de que nos dejamos cuidar por los que nos dieron la vida y  por quienes le dieron la vida a quienes nos dieron la vida y cuidamos y atendemos a los que les damos la vida y los que estos darán nuevas vidas. Sólo así se mantiene el orden.

Familias multiespecie:

La conectividad recursiva y ecosistémica entre todos los seres vivos del planeta,  es el  modo originario, biocéntrico y natural de su coexistir, que el antropoceno o capitalceno, como lo denomina Donna Haraway, fracturó, desconectó, depredó y sometió, extinguiendo la conexión hombre-naturaleza y naturaleza-hombre, en que las diferentes especies del planeta convivían orientadas por el biocentrismo (teleología propia de todo sistema vivo desde el unicelular más simple al pluricelular más complejo). Recuperar la conexión con la vida de las otras especies vivas (plantas, animales) es recuperar la conexión con la propia vida.

Validar la organización además de la estructura, permite comprender que no es la suma de las partes lo que constituye una familia, sino la relación que se establece entre esas partes

También la bióloga, filósofa y ecofeminista Donna Haraway propone como una salida para un mejor vivir y un mejor morir, en un planeta que agoniza, sugiere una alianza multiespecies (que incluye especies animales y vegetales), que requiere de múltiples simbiosis entre las diferentes familias de especies que habitan el planeta.

la doctora en biología regresa a la actualidad abordando el complejo juego de cómo vivir bien (y morir bien) en convivencia con un planeta que se va a la mierda. Ese problema, el gran problema, requiere según Haraway de múltiples simbiosis entre las distintas especies que lo habitamos, una interdependencia mutua que dibuja como camino a seguir, plagado de complicidades pero no exento de conflictos. Para ello propone un nombre “para otro lugar y tiempo”. Chthuluceno, conformadas por dos raíces griegas que “juntas nombran un tipo de espaciotiempo para aprender a seguir con el problema de vivir y morir con responsabilidad en una tierra dañada”.

Vivir en conexión como una familia multiespecie personal y planetaria, podría ser no sólo una posibilidad para una mejor vivir individual, también la unión en la vida y para la vida de todos las multiespecies.

Familias  coexistenciales:

Para lograr un convivir familiar coexistencial, se requiere un cambio profundo en las ciencias de la psicología y en  la educación.  Se debe transitar desde una focalizacion en el conocimiento a una focalizacion en el saber, desde una mirada fragmentada de la realidad a una visión integrada y hologramática de ella, desde un convivir desconectado y negador del ser y del existir, a un coexistir pleno integrado, projimológico y vidafílico.

En una familia coexistencial todos los integrantes tienen una identidad onto-auténtica. Existe congruencia entre lo que son y expresan coexistencialmente en su vivir.

En su intimidad familiar coexistencial, disfrutan y por ello potencian el ser-auténtico-emergente-actualizado, en todas sus diferencias y semejantes consigo mismo, en cada instante (tiempo cero) de intimidad compartida en el mismo tiempo-espacio.

En una familia coexistencial sus integrantes tienen conciencia de que existen y coexisten, sólo dónde son. La intimidad familiar coexistencial tiene una intimidad única e irrepetible, de la cual no se escapa emocional, mental o corporalmente.

La intimidad familiar coexistencial puede definirse como el encuentro en el aquí y ahora de dos o más  existencias, como la integración de  yoes-existente-consciente y de un túes-existente-consciente, generadores de una coexistencialidad o un nosotros-existente-consciente, que convierte ese contexto en el mejor y más pleno para ser, para amar, para aprender, para hacer y para todas la multidimensionalidad posibles de la intimidad coexistencial.

Para que la intimidad familiar coexistencial sea posible, como un vínculo o acoplamiento verdaderamente maduro, nutritivo, validador y humanizador, se debe tener presente algunas de las siguientes distinciones:

  1. Conciencia del existir en el “presente-vivo[1]“, de los “yoes” y los “túes”, involucrados en el “nosotros”
  2. Percepción de sí y del otro como seres completos y perfectos, por tanto la intimidad para ser tal, debe constituirse en un modo de relación en que el yo no sé “completa” o “perfecciona” en el otro y éste tampoco se “completa” o “perfecciona” en el . Sólo este rasgo fundamental de la intimidad permite que el yo y el accedan a la experiencia relacional de fortalecerse en sus diferencias, legitimando simultáneamente la mismidad (el ser del sí mismo) y la otredad (el ser del otro).
  3. La decisión de intimar con el respeto absoluto de la libertad propia y del otro, potenciando con ello: la autonomía, la seguridad, la responsabilidad y la conciencia moral de sí y de los otros.
  4. La decisión, actitud e intención compasiva, de intimar nutritivamente[2], actualizando el ser y sus expresiones de su ser en el existir de los otros, fortaleciendo con ello la capacidad de amarse a sí mismo, de amar al otro y de aceptarse como merecedor del amor.
  5. Tener la capacidad de distinguir entre intimidad y pseudointimidad, la segunda a diferencia de la primera involucra algún tipo de dependencia, esclavitud o pérdida de libertad, al estar directamente vinculada con la búsqueda de alguna satisfacción afectiva de alguno de los interactuantes.
  6. Aceptar y estar disponible para explorar y experimentar diversos tipos, niveles, dimensiones de la intimidad, equivale a generar la capacidad de generar todos los colores que son posibles de crear a partir de los colores del arco iris. Estar abierto a aceptar el encuentro con los otros como una “deriva ontológica”, permite evitar la rutina y la estereotipia vincular y posibilita el poder abrirse a la maravilla de experimentar a los otros y el contexto en que ocurre la intimidad, como experimentado por primera vez y como un momento único e irrepetible, lo que convierte todo aquí y ahora en un momento perfecto, único y pleno de intimidad familiar coexistencial.

0
65

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*