Como todos los años en estas fechas, el Gobierno ha enviado su proyecto para reajustar el Ingreso Mínimo Mensual, proponiendo en este caso, un alza del 3%. Como todos los años, dicho proyecto se envía tras un diálogo con la Central Unitaria de Trabajadores que no llega a acuerdo, lo que implica que la discusión se traslada a Valparaíso mediante la representación que la CUT busca de sus propuestas por parte de algunos parlamentarios. Este año, la central de los trabajadores chilenos propuso un reajuste al alza de un 10% de la cifra fijada actualmente en $165.000
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jorgeek
My buena columna, ordena el panorama de la discusión actual de un tema sumamente complejo.
No soy economista pero a partir de un análisis básico -utilizando el sentido común- me encontré con la siguiente inquietud: ¿Por qué no cambiamos la fórmula de dar beneficios tributarios o facilidades crediticias a los empresarios, es decir, apoyar la generación de oferta -viéndolo desde una perspectiva de la famosa ley de oferta y demanda- y aplicamos un aumento del sueldo mínimo más allá de lo «éticamente» aceptable apoyando -siguiendo con la misma ley- la generación de demanda?
Si contamos con mayor poder adquisitivo no sólo cubrimos las necesidades básicas, sino que ademas aumentamos la «proporción» de esas necesidades y comenzamos a generar otras nuevas, haciendo presión en el mercado para que genere nuevos entes ofertantes. Esto conlleva a que los dueños de medios de producción deben resolver de alguna manera ese aumento en la demanda, Este aumento debería generar a su vez una necesidad de más mano de obra disminuyendo las tasas de desempleo. Veo a simple vista un círculo virtuoso.
Repito, no soy economista por lo que no manejo todos los argumentos y variables necesarios, ya sea en pro o en contra, de la idea que propongo. Sólo hago un análisis desde la perspectiva un ciudadano común y corriente.
¿Qué dicen los economistas u otros profesionales del área respecto de esto?
matvill
Muy buena columna Felipe, creo que es importante señalar que en estos 100 días de gobierno de derecha nos hemos podido percatar, los que hoy somos parte de la oposición y aquellos que apoyaron al actual gobierno que las formas en las cuales se relaciona la autoridad con la ciudadanía y los trabajadores por cierto tiene mucho que ver con el como permitimos crecer al país por medio de garantías tributarias a las empresas en forma permanente v/s aumento de impuestos solo transitoriamente, dentro de los goles que nos pueden pasar con motivo de la reconstrucción, también por cierto esta el del salario mínimo, desde el sur de Chile recibe mis saludos.
farogal
Sueldo mínimo $181.500 (aprox. si se aprueba ajuste):
Costo del metro o transantiago (aprox. y es más creo) 550 por 20 días= 110.00 -181.500=$71.500
A esto le descontamos las cuentas de la luz y el agua (aprox 30.000)
$41.500 quedan para mercaderia e hijos.
Ojalá en esta familia el que trabaje no tengan una enfermedad, pues los beneficios médicos públicos son de muy poca calidad, las Isapres tardan en pagar las licencias
y ASí suma y siguen los inconvenientes por no tener un suelde mayor.
Mientras los manejan el gobierno no piensan(el típico discurso de ver en macro) en estos detalles del DIA a DIA de alguien que gana un Sueldo Mísero (Mínimo)
jorge1812
Buena columna, porque invita al debate desde diversas aristas.
Hay un tema esencial que planteas que tiene relación con cómo se financia un sistema de sueldo ético, y cómo se generan mejores empleos.
Estimado Jorge, ante tu primera pregunta, si aplicamos fríamente la oferta y demanda al trabajo, visto como un bien que se tranza, al aplicar un sueldo mínimo X (fijar el precio del trabajo por ley), lo que hacemos es disminuir la demanda por trabajadores no aumentarla, porque si subimos artificialmente el costo un bien x, probablemente, la demanda de por ese bien x disminuya.
En ese sentido, el poder adquisitivo podría estar aumentando de manera artificial y no real, ya que para sustentar esa alza, el Estado probablemente aplicará alzas impositivas para costear tal alza, lo que derivaría en que la capacidad de consumo sea prácticamente la misma. Esa es “la trampa” que conlleva el modelo keynesiano, de aumentar la demanda de manera ficticia.
Ahora bien, y tal como se plantea en el artículo, hay un tema con los impuestos que debe analizarse de manera profunda en el debate. Hay en el sistema tributario muchos impuestos que nos hacen más pobres. En Chile hay impuestos irrisorios aplicados a ciertos bienes, y además muchos que son fácilmente evadidos por quienes manejan subterfugios legales, pero que quienes no los manejan son víctimas de las cargas impositivas.
Y esto no sólo en cuanto consumidores sino también en cuanto pequeños empresarios. Acá lamentablemente el modelo económico es una especie de mutante, porque no es de libre mercado, ni es keynesiano, sino que es una mezcla entre ambos, donde quienes manejan el poder político, favorecen a ciertas corporaciones en desmedro de otros empresarios, pequeños y medianos. Esto se traduce en concentración, oligopolios, poca competencia y altos precios, y por ende dependencia.
Las grandes corporaciones le temen a la libre competencia.
Saludos
javierdo
Cuando la gente defiende el SALARIO MINIMO, pierde visión política de otros temas en los que son ASALTADOS a MANO ARMADA, si pues si consideramos todas las armas puestas en escena estos 2 años para defender cuanto proyecto se ha instalado amenazante a cualquier vecino de cualquier parte….. Pero de todos mejor mirarlos en su conjunto así: https://elquintopoder.cl/video/la-estrategia-de-distraccion-colateral-ambientalista/
ajiron
Excelente columna, que abarca en forma seria distintos aspectos del salario mínimo.
Sin embargo, agregaría al debate la legitimidad de los interlocutores: ¿Qué pasa con los trabajadores pymes, cesantes y desempleados? Ellos no son representados por la CUT, que congrega sólo trabajadores de grandes empresas, y constituye un porcentaje poco representativo de los trabajadores chilenos.
Por otra parte, discrepo en la asignación por género que hace el columnista del ingreso porincipal. Hoy día son muchas las jefas de hogar que sostienen sus grupos familiares, sin la ayuda o con escasa ayuda de un hombre. En muchas familias, éste ni siquiera está presente.