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El privilegio de la democracia

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Empezaré, estimado lector, contándole que si puede leer esto, es usted una persona privilegiada. La lectura y escritura no son algo a lo cual puedan acceder o agradecer todas las personas del mundo. Probablemente haya escuchado esto antes, pero tómele el peso: la normalidad de algunos son los sueños que mantienen vivos a otros.

Nuestro hermoso continente latinoamericano no ha sido asediado por guerras importantes, hambrunas o plagas como en los países más desarrollados. Desde ahí le contaré una anécdota: siempre me han consultado si la Derecha o la Izquierda es mejor, como desafío, ya que me considero librepensadora, simpatizante de la acracia. Desde ahí debemos reconocer la Historia para no repetir errores.

En Chile tenemos una democracia. Lo diré igualmente desde la hipocresía, ya que desde lo crítico a mí me parece la teatralidad de que ellos pelean entre sí, pero son todos amigos y parientes. Los políticos son títeres de los intereses de las grandes potencias. Pero no seré tan negativa. Nuestro país, para mí, es un eterno juego, lo cual indica una democracia mediocremente sana. Izquierda y Derecha. Tanto así que Piñera y Bachelet jugaron al ping pong.

El pensamiento político centrado en los derechos humanos avanza, y el centrado en lo conservador recobra la compostura. Lo cual para algunos da una incomodidad. A otros, una polarización. ¿Qué es lo de pertenecer al extremo de un umbral? Hablemos de ser responsables como seres humanos, ser pensantes. Utilizar nuestra capacidad racional.

Para votar, una persona no se debería elegir por una promesa vacía, simpatías, por comodidad, por rencor, por un slogan que escuchó en televisión. Con una mano en el corazón: ¿Cuántos de nosotros leemos el proyecto político? ¿Lo contrastamos con los otros? Hacemos el ejercicio cívico de entender de Política y Geopolítica.

La política no es tan simple como decir: “Es de izquierda”, “es de derecha”. Voto por esta persona. Le sigo ciegamente sin cuestionar. Todos los contratos tienen una letra chica, un vacío legal, una astucia. Sería muy responsable, como ciudadano y persona pensante que disfruta de los lujos de la vida civilizada, intentar resguardar su bienestar y tranquilidad y la de quienes le importan.

¿Cómo se hace eso? Con un ejercicio simple que me enseñaron personas de otra generación. De esa cuando enseñaban educación cívica. En Humanidades. Jamás alguien debería seguir sin pensar un ideal. Se debe reflexionar a diario. Se debe leer a consciencia, analizar, buscar el bien común. Conciliar las problemáticas compartidas.

Como diría un sureño: todos nos mojamos bajo la lluvia. Alguien nortino como yo: en el desierto todos pasan sed y el agua no se niega. Para votar, un ciudadano consciente y responsable, civilizado, con la bondad de buscar que algo no nos afecte a todos, haría un ejercicio simple: dibujar una línea. Alinear a los candidatos escribiendo: Extrema izquierda, Extrema derecha y centro o moderado. Ordenando sus proyectos políticos y analizando: Política Nacional, Internacional y Global.

La normalidad de algunos son los sueños que mantienen vivos a otros

Evitar guerras, conflictos, favorecer el diálogo y la diplomacia. En buen chileno: este candidato avanza o retrocede nuestra sociedad en materia de derechos humanos, ambientales (que nos afectan a todos por igual), comerciales, a nivel valórico o hacia lo de los siguientes años que serán afectivas sus Políticas y desde ahí ver las prioridades. Ser analítico, estratégico. Una decisión no se puede tomar a última hora o motivada por sentimientos sutiles; aquellos que van desde el interés o la impulsividad.

Después de todo, las personas en cargos políticos estarán largos años en sus puestos, también todo su círculo de confianza y determinarán al menos diez años de nuestro futuro. No en todos los países se puede votar, en algunos es una ficción televisada, en otros se moviliza por intereses económicos y tecnocráticos como el escándalo de Cambridge Analytica.

Finalmente, en nuestro país el Ping Pong es más que un juego o una viñeta humorística. Es el hecho de que nuestro país es históricamente y geopolíticamente una vía comercial estratégica. Podemos ser mascotas de Estados Unidos y su sistema liberal como alegan las personas de una izquierda más tradicional. El estudiante privilegiado de Estados Unidos y su neoliberalismo enriquecedor, según otros. El centro estratégico de la operación Cóndor desclasificada por el FBI y la CIA.

O más magnánimamente, desde uno de los Chicago Boys, una tierra de ensueño comercial con una vía marítima, buenos acuerdos comerciales con todas las potencias como China y Estados Unidos –único y rupturista en Latinoamérica– con minería, agricultura, forestales, apicultura, tecnología de alta gama, reservas acuíferas, etc.

Creo que, como diría cualquier persona friki: «Todo poder lleva a una gran responsabilidad». Tenemos todo para triunfar y somos un foco de interés a los ojos del mundo. No desperdiciemos eso. No seamos un laboratorio político de las diplomacias externas. No desaprovechemos ni dejemos de agradecer poder tener cualidades a nivel sanitario, educativo, tecnológico, alimentario.

Latinoamérica en general no tiene muchas de las cosas que nosotros usamos día a día y de las cuales normalizamos: agua potable, no portar parásitos por una inadecuada línea de producción agrícola, alcantarillado, internet, gadgets, ropa, estar fuera de conflictos armados, tres platos calientes de comida al día, buen transporte público, leer y escribir, la opción de votar, la facultad de entender el pasado y no repetir errores en el futuro.

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